Afganistán.
Érase una vez una tórrida tarde de domingo en los campos de Castilla y una militar de carrera que recordaba sus días en Afganistán… ver
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Érase una vez una tórrida tarde de domingo en los campos de Castilla y una militar de carrera que recordaba sus días en Afganistán… ver
Érase una vez la historia de un verano frío y raro y de un cuento con el cuerpo a medio escribir y el desenlace pendiente, lo que viene siendo la vida a los 40 y tantos. ver
Érase una vez la historia de un recuerdo: un cubata de ron cubano y de un mojito en la Bodeguita del Medio, en el corazón de La Habana Vieja. ver
Érase una vez la historia de un fin de semana tórrido, tan tórrido y caliente que había chamuscado incluso ilustres cabezas con mando en plaza. ver
Que la felicidad no existe uno lo aprende más tarde… Y con solo constatar la certeza de aquel pensamiento, se sintió feliz. ver
Érase una vez una tarde de rebajas y descuentos, de ropa de firma, calzado de diseño… y sales de baño (o no). ver
Érase una vez una historia de causas y consecuencias tan previsible que casi estaba ya escrita pero sólo algunos querían leerla. ver
Érase una vez un mundo temible y oscuro en el que siempre importaba más el quién que el qué, el hacedor del mal que el mal en sí mismo… ver
Érase una vez la historia de una mujer con mala memoria y buenos recuerdos que veía venir de lejos a quienes trataban de convencerla de que la buena vida era en realidad la mala. ver
Érase una vez la historia de la traición de una flor y un color, la rosa y el rosa… también lo rosa. ver
Érase una vez la historia de una cena de amigos y reencuentros, de circunstancias favorables y adversas y de tomarse la libertad de hablar de filosofía… ver
Érase una vez la historia de un estado de alarma íntimo que no decaía ni aunque así lo ordenara el ejecutivo con el apoyo del legislativo y el refrendo del poder judicial. O sí. ver
Érase una vez una tarde noche de discusiones entre amigos y con mascarillas que suben y bajan entre bocado y trago. Sucedió en Madrid. Sucede en Madrid. ver
Érase una vez la historia de un momento de reflexión y rebeldía, de un fumando espero que no soñaba ni esperaba hombres sino momentos de libertad. ver
Érase una vez la historia de un hombro, una mochila, una tarde de sol y un duele de esos de los que no se libera uno fácilmente. ver
Érase una vez la historia de un Domingo de Resurreción cualquiera, el día en el que todo lo bueno perdido podía volver a la vida. ver
Érase una vez un domingo de primavera y de Madrid, de sol y de libros, de calamares y también de poesía. ver
Érase una vez una historia de mociones y emociones, de botes y botes, también de que votes, de lecciones y, sí, también de elecciones. ver
Érase una vez la historia de un Día D. Uno de tantos días nacionales, internacionales, mundiales… que se popularizaban como si fueran (¿lo eran?) preceptos de una nueva religión. ver
Érase una ve la historia de un domingo de mal café en un lugar de occidente de cuyo nombre no quiero acordarme. ver
Érase una vez una fiesta que nunca debió ser y una chiquillada a medio camino entre lo aburdo y lo ridículo. ver
Érase una vez un cuento de amores buenos y de amores perros, de amores eternos y fugaces, de amores locos y cuerdos que haberlos… hailos. ver
Érase una vez la historia de lo bello y lo feo, de la armonía y la paz como antítesis de la pasión y la guerra, la historia de una promesa apasionada por un futuro mejor… o más feo. ver
Érase una vez la historia de la cruz de los tiempos modernos, la censura y la libertad sometida. ver
Érase una vez la historia del día en el que los nacidos para quejarse compartieron nieve con los nacidos para la gloria. ver
Érase una vez la historia de un animalito blanco que respondía, cuando quería responder, al nombre de Filomena. ver
Érase una vez una historia (llena de expectativas) por escribir, la historia de un año por vivir. 2021 (2020 bis). ver
Érase una vez un cuento de cuentos que contaban el año 2020, un año de virus y cuarentena, de convivientes y allegados, de estar solos, de citar a ciegas, de paradojas y prejuicios, de neolengua… ver
Érase una vez la historia de una Navidad que no quería ser… o que no queríamos que fuera. Era la Navidad de los solos frente a la de los mal acompañados. ver
Érase una vez una historia de amores, libros, cuentos y otros regalos de los que solo se descubren leyendo… ver
Érase una vez una Navidad con invitaciones restringidas y con no convivientes, convivientes y allegados contados, literalmente, por unidad familiar en límite unitario de diez. Y ahora vas y se lo explicas a la abuela. ver
Érase una vez la histoira de un horrible y desalentador día de lluvia que le recordó que el agua es vida y la vida es al final más como te la tomas que como es en sí. ver
Érase una vez la historia de un virus y un bacilo a la carrera que bien podía haber sido la de un huésped de Drácula en la noche de Halloween… ver
Érase una vez una noche de aristas en los muebles y en el ánimo, en el sueño y en el despertar, en el insomnio, en la vida y en la muerte. ver
Los ratones del nudo este se apiñaban en sus alcantarillas entre olas de indignación y rabia, ¡libertad, liberté, libertad, liberté! gritaban… y es que la Junta de Gobierno había sellado los túneles que les permitían moverse libremente por toda la … ver
Érase una vez la historia de un cuenco de palomitas, un par de películas, un libro y tres viajes, la historia de un escritor que tenía algo que decirnos… ver
Érase una vez la historia de un niño que trataba de entender por qué el sur a veces molaba… y a veces no. ver
Érase una vez la vuelta al cole más complicada nunca antes vista ni vivida por profesor o alumno alguno en los últimos 40 años. ver
Érase una vez una historia de un grupo de amigos ciegos, sin problema alguno de visión, pero completamente ciegos cada cual a su manera. ver
Érase una vez la historia de la temperatura a la que se consumía el papel en un incendio, Fahrenheit 451, o algo más de 230 grados celsius; un mero dato científico tras el que se escondía todo un relato. ver
Érase una vez la historia de una reflexión de domingo y de un sentimiento que algunos llevan en el dedo índice de la mano derecha, la culpa. ver