Cinco cuentos de Navidad para leer todo el año. O sólo en Navidad.

Los cuentos de Navidad están hechos para saborear las tardes de invierno, evocar nuestras tradiciones, volver a oler a chimenea y disfrutar de lecturas entrañables.

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La Navidad es como el cilantro: o la amas o la odias. Nadie pasa por estas fiestas de puntillas. O sí. Porque tanto los unos como los otros tienen (tenemos) la fortuna de refugiarse tras el sabor de los libros; de disfrutar del blanco nieve o del verde Grinch; de saltar de una a otra página al ritmo de los brillos navideños o de huir del bullicio y hacerse bola bajo una manta de cuadros a la luz acogedora del silencio.

Empezamos con el clásico de los clásicos, la obra victoriana que Charles Dickens convirtió en universal en 1843. Era el 19 de diciembre de aquel año cuando el maestro británico publicó Canción de Navidad. La novela corta protagonizada por Ebenezer Scrooge no sólo le sirvió al autor para reivindicar la celebración de las fiestas, también fue un instrumento de crítica social y denuncia de las condiciones de vida de la parte más humilde del estrato londinense.

No sólo Dickens escribió la historia del Grinch decimonónico. A finales del siglo XX, uno de los grandes escritores norteamericanos describe su propia Navidad. Muy neoyorquino y muy austeriano es el Cuento de Navidad de Auggie Wren. El encargo que recibió Paul Auster por parte de New York Times le llevo una vez más a pasear las calles de Brooklyn e imaginar una historia diferente, al margen de la noñería habitual. Claro que no concibo a Auster derramando cursilería sobre un folio en blanco ni presa del pánico. Sin embargo, el relato repasa valores, momentos abrigados, recuerdos a la intemperie… Y el paso del tiempo detenido en las imágenes de Wren.

Emilia Pardo Bazán también se atrevió con las fiestas tradicionales. A su manera y con su peculiar visión de lo social y el costumbrismo de su tiempo. Ahí tenemos a la brillante e insumisa escritora gallega narrando fantasías navideñas patrias, cuentos fantásticos en los que las celebraciones de la Nochebuena se desarrolla en lugares infrecuentes: el infierno, el purgatorio, el limbo, el cielo. Era el año 1893 cuando doña Emilia publica la primera recopilación: Cuentos de Navidad y Año Nuevo. La segunda —Cuentos de Navidad y Reyes—, ya en 1902, detiene su mirada literaria en puntos de vista tan eclécticos como el del papa (entonces Pío IX) o el mulo Peludo. No falta la niña Jesusa, que nace el 24 de diciembre, y una pareja que descubre la magia ante el belén.

Son deliciosas las cartas que J. R. R. Tolkien escribía a sus hijos haciéndose pasar por Papá Noel. En ellas les narraba preciosas historias sobre la vida en el Polo Norte, las aventuras de un oso polar muy travieso o cómo se deshicieron del grupo de trasgos que habitaban en cuevas bajo la casa de Santa.

Washington Irving retrata de manera romántica y melancólica Navidad en la campiña británica. En Vieja Navidad narra en primera persona la experiencia del viaje, la transformación de las tradiciones. Su prosa evoca una vez su entusiasmo por las leyendas y el folclore. Se rinde ante el acervo cultural del viejo continente, lo atávico, la resistencia al cambio.

  • ‘Canción de Navidad’. Charles Dickens. Austral.
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    ‘Canción de Navidad’. Charles Dickens. Austral.

    Es, posiblemente, el libro más genuino de la Navidad. Tanto que casi identificamos a su autor con estas festividades. Ebenezer Scrooge es un hombre avaro, sarcástico y huraño. La víspera de Navidad, el fantasma de su antiguo socio Jacob Marley se le manifiesta, provocando una serie de apariciones posteriores que evocan las Navidades pasadas, presentes y futuras.

    Esta edición de Austral está ilustrada con los originales de John Leech, incluidos en la primera edición de 1843. Con una nueva traducción a cargo de José C. Vales, está basada en el manuscrito autógrafo de Charles Dickens que se conserva en la Morgan Library & Museum.

  • ‘Cuento de Navidad de Auggie Wren’. Paul Auster. Booket.
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    ‘Cuento de Navidad de Auggie Wren’. Paul Auster. Booket.

    “Un día, Paul Auster recibe el encargo del New York Times de escribir un cuento navideño. Abrumado por la tarea (¿Qué sabía yo acerca de la Navidad?, se pregunta), decide que la narración que escriba huirá de la común sensiblería que impregna esa época hibernal”, explica la editorial.

  • ‘Cuentos de Navidad’. Emilia Pardo Bazán. Eneida.
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    ‘Cuentos de Navidad’. Emilia Pardo Bazán. Eneida.

    El libro de Eneida reúne doce relatos de tema navideño que ponen de manifiesto el contraste entre alegrías y tristezas de estas fiestas. La obra es muy representativa, dentro de su brevedad, de la producción de Emilia Pardo-Bazán (1851-1921). Refleja los contrastes sociales.

    Inteligente, aguda y elegante la condesa presenta una visión muy personal de la Navidad y destaca detalles costumbristas muy propios de su estilo narrativo.

  • ‘Cartas de Papá Noel’. J. R. R. Tolkien. Minotauro.
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    ‘Cartas de Papá Noel’. J. R. R. Tolkien. Minotauro.

    Todos los años en el mes de diciembre, los hijos de J.R.R. Tolkien recibían cartas de Papá Noel.

    Esta edición especial del libro recoge todos los extraordinarios dibujos y cartas, desde la primera nota para su hijo mayor en 1920 hasta la última y conmovedora correspondencia con su hija en 1943.

  • ‘Vieja Navidad’. Washington Irving. El paseo.
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    ‘Vieja Navidad’. Washington Irving. El paseo.

    La obra, ilustrada por Randolph Caldecott y traducida por Óscar Mariscal, retrata de forma nostálgica y humorística las celebraciones navideñas en una casa de campo inglesa. Este clásico de las fiestas navideñas le ganó fama a su autor en Europa y fuente de inspiración nostalgia de esta época.

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