The Sunday Tale
Caliente como el café recién hecho y dulce como la mermelada. Cada domingo Berta Rivera te ofrece un delicioso relato hilvanando con ingenio los productos más Loff de la semana. Un original repaso para leer en la cama mientras desayunas.
▼ Lo último en The Sunday Tale
Cerebro reptil.
Érase una vez un hilo de pensamientos elaborados a alta temperatura, una idea, o dos si acaso, acerca del cerebro reptil que nos domina… o no. ver
Cuenta.
Érase una vez la cuenta de la vieja y un cuento de los que cuentan poco pero dicen mucho (o al menos lo intentan). ver
Calor y color.
Érase una vez una ola de calor que sacaba los colores a los unos y a los otros (también a los hunos y a los otros). ver
Orden y concierto.
Érase una vez una historia de orden y concierto librero, de reorganización de casas, vidas y libros… ver
Piscina.
Érase una vez la historia de una mañana de domingo y piscina, de una mujer a la que nadar le ayudaba a pensar. ver
La literaridad de las cosas.
Érase una vez la historia de una comida en la que se hizo patente cómo sería el mundo si nos quedamos en la literalidad de las cosas. ver
Quijote.
Érase una vez la historia de un niño que descubrió, en un relato contado para dormir, como Don Quijote defendió al mundo… luchando contra molinos gigantes. ver
Raza.
Libérrimo.
Golpes.
Érase una vez una historia de golpes buenos y malos, de suerte y de desgracia y de todos los colores que culminó con un gran golpe de realidad ¿o era un baño?. No lo recordaba bien… ver
Paradojas y prejuicios.
Érase una vez la historia de una paradoja y algunos prejuicios, la de un hombre que se sintió libre cuando fue confinado. ver
¡Mamá, mamá! ¡tenemos un problema!
El pequeño Ramón miraba fijamente al televisor, entrecerraba los ojos y dejaba caer su cabeza ligeramente hacia la izquierda; su madre, que conocía bien ese gesto, sabía que su adolescente estaba tratando de resolver en su cabeza algún problema pero, … ver
Citas a ciegas.
Érase una vez la historia de un puñado de gentes que trataban de hacer arte de las citas a ciegas pero resultó que pintaron un cuadro abstracto y obsceno propio más bien de las citas a tontas y a locas. ver
Lo que se oye desde el balcón.
Érase una vez la historia de una familia asomada al balcón y la organización de los paseos a las puertas de la desescalada… ¡un sin Dios!. ver
La nueva caja de Pandora.
Érase una vez la historia de una mujer llamada Pandemia que, en un arrebato de curiosidad, abrió la nueva caja de Pandora liberando los males y los bienes contenidos en ella. ver
Periodismo.
Erase una vez la historia de una hija de médicos que quería hacer periodismo. Y tuvo que hacerlo. ver
El hombre que ríe.
Érase una vez la historia de una noche de insomio y desvelos en la que el hombre que ríe había vuelto a su memoria y a su fiebre. ver
Sobre la libertad.
Érase una vez la historia de una maestra de secundaria que quiso trabajar con sus alumnos, a distancia y confinados, sus ideas sobre la libertad. ver
La gallinita ciega.
Érase una vez la historia de un gallinita tan ciega tan ciega que no se le caía la venda de los ojos ni tan siquiera al terminar el juego… ver
Posverdad.
Érase una vez la historia de una realidad que se revelaba en cifras terribles cada día mientras algunos pugnaban por transformarla y otros sólo por distorsionarla a golpe de neolengua y posverdad. ver
Cuarentena.
Érase una vez la historia de una cuarentena o del día en el que alguien gritó ¡qué se pare el mundo que yo me bajo! y el mundo se paró… tal vez para que quienes gritaran descubrieran que, en realidad, no querían bajarse. ver
Mujer.
Raíces.
Érase una vez la historia de una joven que comprendió de pronto lo que significaba tener raíces y el contrapeso inmenso en que se convertían para sus alas… ver
No me lo adornes, explícamelo como es.
Érase una vez un niño que sabía lo cortas que eran las patitas de la mentira y el peligro que escondía no darte cuenta de ello a tiempo; era un niño que no quería que le adornaran la realidad sino que se la mostraran como es. ver
Lenguaje.
Érase una vez la historia de un hombre que descubrió el sentido del lenguaje más allá de las palabras. ver
Cine.
Érase una vez una mujer que soñaba con ser un personaje de película, el ensueño de un guionista llevado al cine que, tras el cartel de The End, descansaba en paz hasta la siguiente proyección. ver
Velo.
Érase una vez la historia una niña a la que un mal día le dijeron que tenía comenzar a llevar el velo (hiyab) y lo que sucedió después. ver
Sostenible.
Érase una vez la reunión mensual de las palabras en su casa y con su Academia; aquel día SOSTENIBLE y CONTAMINACIÓN estaban en boca de todos. ver
¡Tú no mandas!
Érase una vez la historia de un ¡tú no mandas! escuchado en el cuarto de juegos de los niños (el equivalente al Congreso de los Diputados de los mayores…). ver
Marqués.
No me mientas que te creo.
Érase una vez un vez la historia de un incauto que pensaba que no sólo una mentira podía convertirse en verdad a base de repetirla sino también durar eternamente. ver
Cuéntame un cuento (o un millón).
Cuéntame un cuento y verás que contento me voy a la cama y tengo lindos sueños… Mucho antes que se lo cantaran los Celtas Cortos ella ya sabía que los cuentos eran imprescindibles para vivir e incluso para sobrevivir porque … ver
Grinch.
Érase una vez una mujer que encontró el modo de sobrevivir a la blanca y dulce Navidad que detestaba sin convertirse en un Grinch… ver
El éxito del fracaso.
Érase una vez la historia de alguien que sabía que el fracaso podía ser, de facto, un éxito… (o no). ver
Lluvia.
Érase una vez la historia de un poema que le recordaba la importancia de aceptar aquello que no puedes cambiar, como la lluvia, y disfrutar de todo lo que puedes vivir… ver
Circo.
Érase una vez la historia de una niña eterna que, llegado el mes de diciembre, jamás perdonaba una función de circo. ver
Utopía.
Érase una vez la historia de Giorgino, un ratón liante que logró convencer de una utopía a un par de jóvenes ratones coloraos, Myjailo y Adelaida ¿cómo ocurrió? te lo contamos a continuación… ver
La política según…
Érase una vez la política. (Según quien la defina, claro está… y no son pocos los que la han definido a lo largo y ancho de la historia). ver
Ni tanto ni tan calvo.
Érase una vez la historia de una mujer que escuchando un poco por aquí un poco por allá lo tuvo claro: ni tanto ni tan calvo (o ni tan poco). ver
Campaña.
Érase una vez la historia de una campaña que, como toda la publicidad, coqueteaba con los límites de la verdad corriendo siempre el riesgo de traspasarlos… ver
Tesoro.
Érase una vez la historia de un niño que encontró un tesoro y comenzó a excavar sin descanso para desenterrarlo mientras soñaba con las grandes cosas que haría con él sin darse cuenta de que cuanto más excavaba más se hundían sus sueños… ver
Soliña.
Veleta.
Maestro.
Érase una vez la historia de un maestro que regresaba al cole en septiembre con mil y una ideas en la cabeza… pero con un único objetivo ineludible. ver
Ceguera.
Érase una vez una historia de ceguera blanca que no dejaba invidentes los ojos sino la inteligencia, era terriblemente contagiosa y silenciosa y letal para la razón humana. ver
Abeja.
Érase una vez la historia de una niña revoltosa que no quería ser oveja… ni abeja, ella no lo sabía pero lo cierto es que quería cambiar el mundo. ver
DANA.
Érase una vez la historia de una dana que emulaba al diluvio universal recordándonos que hubo un tiempo en el que Noé tuvo que construir un arca… ver
Vuelta al cole.
Érase una vez la historia del día más triste del año… el día de la vuelta al cole cuando la adolescencia llama a tu puerta. ver
Reliquia.
Érase una vez la historia de una mujer tristemente enamorada que esperaba, sin saberlo, su reliquia más querida… y más terrible. ver