10 palabras para un cuento de Navidad.
Érase una vez 10 palabras que no pueden faltar en un cuento de Navidad, no al menos en nuestro cuento de Navidad… ver
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Érase una vez 10 palabras que no pueden faltar en un cuento de Navidad, no al menos en nuestro cuento de Navidad… ver
Érase una vez la historia de las ilusiones perdidas que volvían a casa por Navidad… (o por casualidad). ver
Érase una vez una tarde de domingo de invierno y frío, de lana, conversaciones, ideas, censura y liberdad; una de esas tardes en las que las cosas demuestran no ser siempre tan simples como parecen. ver
Érase una vez una historia en la que los ratones coloraos demostraban no ser tan libres y avispados como se les suponía sino justo lo contrario ¿sería cosa de la censura? decía que no, que era sólo cosa de la política… ver
Érase una vez…la vida; qué poco podía hacerlos felices a veces, pensó, y cuánto costaba llegar en ocasiones a aquel poco, la vida era una cuestión de equilibrios, renunciar a los máximos para degustar los medios con placer sin caer en los mínimos pero no era ése un equilibrio fácil de mantener. ver
Érase una vez la historia de una melodía inacabada, de una armonía extraña, de alguna nota discordante y de toda la emoción que encerraban. ver
Érase una vez la historia de una niña que odiaba tanto el invierno que le llamaba infierno y soñaba con la hibernación humana… ver
Érase una vez la historia del mundo que cambiaba de fondo al cambiar el cristal al través del que se miraba… ver
Érase una vez la historia de unos días de espanto y miedo en los que el terror campaba por sus respetos. ver
Érase una vez la historia de un revés que dio la vuelta a un mundo que ya no pudo nunca ponerse en el mismo orden en el que había estado antes de aquel revés. ver
Érase una vez la historia de una tarde en la que los fariseos y otros reyes de la doble y falsa moral acudieron a su cabeza sin invitación previa. ver
Érase una vez la historia de una aventura perfectamente planficada a la que la vida le reservaba algunas curvas y sorpresas. ver
A cada palabra su cuento y a cada cuento su palabra y aquí 10 palabras para 10 cuentos o 10 cuentos como 10 palabras. ver
Érase una vez un verano de sol y de lluvia, de calor y de frío, de viento y de calma que enseñaba a las gentes como persistir en su buena vida a pesar de sus cambiantes designios. ver
Érase una vez la historia de alguien que sabía que había una lectura para cada momento, un momento para cada lectura y que siempre era momento de leer. ver
Érase una vez una historia en la que las rutinas eran las buenas, no menos aburridas de lo que suelen ser, pero mejores de lo que imaginamos. ver
Érase una vez la historia de un hombre solo que, con su sencilla y difícil existencia, ganó un poco de tiempo para el mundo. ver
Érase una vez una batalla más en la que la clave no estaba en la estrategia ni en la táctica sino en la resilencia. ver
Érase una vez la historia de una gran nube de algodón de azúcar que enterró su falsa dulzura en el fondo de una papelera. ver
Érase una vez la historia del cumpleaños de Julio, un niño que nació en verano y que soñaba con ser César… y astronauta. ver
Érase una vez la historia de una vida, la de una niña que quería soñar, un niño que quería jugar y unos padres que sabían que vivir la vida era lo único importante. ver
Érase una vez una historia de dolor y náufragos en busca de refugio, una historia, al fin y al cabo, de personas en busca de las oportunidades que la vida les negaba. ver
Érase una vez la historia a ojos de las mujeres y las mujeres a lo largo y ancho de la historia; érase una vez una historia feminista. ver
Érase una vez un domingo de lectura y reflexión, uno que terminaba con el pensamiento de un viejo vendedor de periódicos: ‘la vida es puro teatro…¿y si todo ha cambiado para que nada cambie?’. ver
Érase una vez la historia de una mujer vieja y despierta que tenía un trasno y no sabía por qué… ver
Érase una vez la historia de una luz intensa y cálida, primaveral en su esencia y anticipo de un largo y deseado verano. ver
Érase vez la historia de un headache persistente e insistente, suave y continuo, perenne, inolvidable y siempre amenazante… ver
Érase una vez una tarde de domingo en la que alguien recordó que la vida no es como es, es como la haces, es como la miras… ¡mira!. ver
Érase una vez la historia de un domingo cualquiera en un periódico cualquiera y en una ciudad cualquiera hablando de algunas pasiones… cualesquiera. ver
Érase una vez la historia de una vida contenida en un ser humano débil, pequeño e indefenso… una vida que esperaba verse vieja, gastada y bien vivida unas décadas más tarde. ver
Érase una vez la historia de un ave que sabía que el final era siempre el principio y resurgía así de sus cenizas. ver
Érase una vez la historia de una mujer que no sabía hacer torrijas y una vecina de ‘oscuras’ intenciones… ver
Érase una vez la historia de unas manos que hacían embrujos, o mejor, de unas manos que eran embrujos… ver
Érase una vez la historia de una mujer que no quería mandar ni que le mandaran, mucho menos que le mandaran callar, sólo quería ser libre. ver
Érase una vez la historia de un viaje en el tiempo entre progresos y retrocesos, entre verdades y mentiras, entre trópicos que resultaban más obscenos en los años 60 que en los 30… ver
Érase una vez la historia de uno y mil lugares secretos que abrazaban siempre a quienes se acercaban a ellos con el ánimo de vivirlos… ver
Érase una vez una noche de luna e insomnio que, por arte de magia o de cuento, se convertía en una noche de pasión y poesía. ver
Érase una vez una historia en la que las mentiras corrían con sus patitas cortas mientras las verdades avanzaba con sus patas largas. ver