The Sunday Tale
Caliente como el café recién hecho y dulce como la mermelada. Cada domingo Berta Rivera te ofrece un delicioso relato hilvanando con ingenio los productos más Loff de la semana. Un original repaso para leer en la cama mientras desayunas.
▼ Lo último en The Sunday Tale
Cuento.
Cuento hasta 10, hasta 100 y hasta mil, cuento sueños, cuento libros, cuento risas, besos, mimos, cariños y cuentos, descuento desprecios, sin contarlos, feísmos varios y descréditos de todos los colores y confirmo cada día aquello que siempre supe… no … ver
Razón.
La razón es caprichosa, etérea y abstracta, tanto que cuando crees que la tienes hace ¡zas! y ya no está a tu lado… ver
Simplemente.
‘No vemos las cosas como son sino como somos nosotros’ decía Kant, y era cierto, es más, vemos sólo lo que queremos ver, cuando queremos verlo y como queremos verlo… ver
Moda.
Las temperaturas habían caído al suelo y tocaba preparar el fondo de armario y de alma para la vida de otoño. ver
Mentira.
Negocio.
Momentos.
Tal vez la vida era sólo eso, pensó, un montón de momentos que se suceden unos tras otros, momentos que llegan y pasan, momentos que nunca vuelven, momentos que fueron… y, tal vez, momentos que serán. ver
Cuerpo.
Se concedió un capricho lencero porque sí y para sí. Se lo puso y se plantó frente al espejo de cuerpo entero de su habitación. Allí estaba, su cuerpo tal cual. ¿Y ahora?. Su relación con su cuerpo había sido … ver
Tal vez la libertad era eso.
Tal vez la libertad fuese, también, un estado de ánimo o incluso un sentimiento, una emoción, un modo de ser, de sentir, de vivir… ver
Ipanema.
Había elegido Brasil como destino y no había sido una elección casual, era el eco de un sueño de niña y de una garota de Ipanema… de aquella dulce melodía, de la bossa nova, de Río, Sao Paulo, Salvador de Bahía, Iguazú… Brasil. ver
No.
‘No’, palabra fea donde las haya, es un vocablo que los niños se niegan a entender cuando lo reciben y, en cambio, usan con profusión. Claro que a veces, como le sucede a Rodrigo -que es el protagonista de este cuento- resulta que tienen razones. ver
Visión.
Tener visión es ver, ver incluso lo que los ojos no ven y no por estar loco ni febril sino por saber mirar… ver
Éxito.
El éxito era algo más que ser fiel a uno mismo, que también, era soñar y empeñarse en cumplir los sueños, poner todo el esfuerzo en ello, fracasar, triunfar o incluso cambiar el rumbo por el camino para soñar de nuevo… porque el éxito era vivir. ver
Gafas.
Érase una vez la historia de una niña que tejía el mundo de color de rosa mientras lo miraba a través de unas gafas del mismo color. ver
Atardecer.
Stop.
Aprendió a decir ‘hasta aquí’, ‘basta ya’, ‘stop’ cuando comprendió que la perseverancia podía convertirse en su enemigo. ver
Música.
¿A qué suena la vida? se preguntó… y sonrió ante su incapacidad para responderse porque la vida sólo podía sonar a una cosa, a música. ver
Dress Code.
Abrió la invitación al evento y buscó el dress code para saber a qué atenerse en cuando a su atuendo, no esperaba encontrar un ‘Smart Elegant’, no ‘Smart Casual’, tampoco ‘Elegant’. Ni desempolvando sus apuntes de protocolo lograba entenderlo… ver
Sol.
El sol tenía un cálido y luminoso efecto sobre su mundo conocido, al calor de su brillo el mundo parecía más vivo y todas las cosas de la vida parecían ocupar su lugar de forma natural. ver
Tempestad.
De noches, sueños y desvelos, de tempestades íntimas y travesías inolvidables, de aventuras, pasiones y otros alardes… de domingo y de cuento. ver
Sorpresa.
Lucha.
Se embarcó en una lucha contra todo y contra todos los que convertían la vida en lo que ésta no estaba llamada a ser, una lucha. ver
Construir.
A veces, más de las que le gustaba reconocerse a sí misma, no entendía a las personas, no entendía lo que hacían ni lo que deshacían, tampoco lo que dejaban de hacer ni sus por qués. ver
Mamá.
Aquellas mujeres, las madres, llevaban a sus espaldas un trozo más del mundo del que les correspondía… ver
Letras.
Érase una vez un caja de letras en la que vivían todas las letras del abecedario -en mayúsculas y en minúsculas-, juntas podían decirlo todo o nada, y lo sabían… ver
Duro.
Pero, se preguntaba, ¿en qué consiste realmente trabajar duro? y así fue como acabó en la RAE y como logró hilar una respuesta a esta cuestión. ver
Rumbo.
El rumbo es realmente lo importante porque, sin él, el destino es tan solo una utopía. Y de ahí la brújula, el GPS y cuánta ayuda puedas regalarte… ver
Talento.
El talento es mágico porque no se ve ni se huele, no se toca y tampoco se mira, ni tan siquiera se le oye y en cambio se siente, se siente intensamente… ver
Lujo.
¿Qué es lujo?, dices mientras clavas / en mi pupila tu pupila azul. / ¿Qué es lujo? ¿Y tú me lo preguntas? / Lujo… eres tú. ver
Cinco.
Érase una vez un cuento ambientado en un lustro, en 5 años y 60 meses, en 260 semanas, 1.825 días… y sus noches. ver
Deseo.
Deseó, con la pasión del ansia insatisfecha, que el deseo no despertara de sueño eterno e inquieto. Porque deseó hacer de la quietud, virtud… y acción. ver
Acuerdo.
Mirarse a los ojos y sentirse con el sólo objeto de entenderse, ese era siempre el principio de un acuerdo… que no es lo mismo ni es igual que estar de acuerdo. ver
Frío.
El más grande, el más lujoso, el más rápido, el más bello, el más… cuando la osadía humana sobrepasa los límites de lo posible no queda más camino que ese que no ha de tener retorno, el del desastre y el fin de los días de vino y rosas. ver
Nieve.
La nieve como concepto, como contraste, como idea… cómo símbolo de quietud y de inclemencia, de la posibilidad de las cosas y de la convicción de hacerlas ciertas. La nieve… como un cuento. ver
Curiosidad.
Érase una vez una inquietud profunda e intensa que exigía respuesta, era la curiosidad, esa que mató al gato… y despertó al niño. ver
Goya.
La vida a veces era como las películas, un lapsus entre tiempos distintos que rellenaba los espacios vacíos a golpe de sueños… y de Goya. ver
Escándalo.
Un escándalo, un escándalo… y dos y tres… y los que faltan por llegar; así iban pasando los días, de susto en susto y de sorpresa en sorpresa hasta aquella mañana en la que había decidido sonreir por encima de … ver
Sonrisa.
Ego.
Érase una vez un ego que soñaba a lo grande y trabajaba en pequeño, un rufián tontorrón al que se le veían las dobles verdades, mentiras todas, por delante y por detrás. ver
Compromiso.
2016.
2016 se presentaba incierto y amenazante, casi selvático ‘¿y qué importa?’ pensó… 2015 se había presentado como la niña bonita y acabó demostrando tener más de chica guerrera que de niña buena. ver
Convicciones.
Érase una vez un mundo en el que las convicciones eran como los principios de Groucho Marx… Así comenzaba aquella carta escrita a mano alzada junto a un café humeante. ver
Elecciones.
Sabía que la vida era una sucesión de decisiones e indecisiones propias que marcaban su punto de partida cada día. ver
Esencia.
La esencia es lo que queda cuando lo supérfluo se evapora, la esencia son las notas de fondo de una vida. ver
Tensión.
‘Estado anímico de excitación, impaciencia, esfuerzo o exaltación’, según afirma la RAE en su cuarta acepción para esta palabra… ver
Sueño.
Rostros.
Se despertó con la inquietud propia de quien ha soñado el mismo rostro en mil rostros y en dos mil momentos. ver
Pax.
No quería hablar de paz porque la paz, como la pax, era el tiempo de hegemonía de un pueblo sobre otro, quería hablar de coexistencia, como Nehru… ver
Justicia.
Lo justo, lo injusto. Lo humano. Comprendía que el mundo era una hoguera de libertades en la que cada cual hacía de la suya un sayo. ver