En mitad de todo.
Cuatro mujeres, cuatro edades… y una mesa repleta de croissants recién hechos, tarros de mermelada y café humeante… ver
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Cuatro mujeres, cuatro edades… y una mesa repleta de croissants recién hechos, tarros de mermelada y café humeante… ver
El chocolate era siempre una buena respuesta además de una pasión confesable, un vicio irrenunciable y una dulce alternativa… ver
El hogar es una mano tendida, un hombro que se arrima y un abrazo arropado, es un te quiero, una sonrisa… y un ¡podemos! ver
Nadie es tan grande como todos nosotros juntos… Ése es el secreto mejor guardado, guardadlo también vosotros, pero no tanto como para olvidarlo. ver
La vida en tus manos, oponiéndose y rindiéndose a tus ideas y tus planes en una lucha desigual que quizá puedas vencer… ver
Le mostró la botella de champagne como si no se estuviese percatando de la profundidad de los aromas que los envolvían… ver
Caminaba con paso incierto sobre el suelo adoquinado, temiendo pisar en falso y rendirse a él de un único y certero golpe. ver
Los niños sin imaginación, sin fantasía, los que no creen en sus sueños… son ya viejos de metro y medio. ver
Pisaron suelo del Madrid histórico y vivo, de mediodías de siesteo y tardes de cines, teatros, cafés… un Madrid de domingo. ver
Porque si el mar es el morir, qué no será el no sentir… – ‘Siente el pensamiento, piensa el sentimiento’ (Unamuno) -. ver
Un repaso, en forma de cuento, a algunas de las propuestas veraniegas de loff.it para viajar, vestir, lucir, presumir… ver
Más de un año de cuentos de domingo, pequeñas historietas que nacen al calor de una idea, de un modo de mirar al mundo: Life Looks Good ver
Quizá fuesen los efectos del día hedonista que preparaba o el reverso de su ser bueno, pero le provocaba un inmenso placer verlo revolverse incómodo… ver
Si algo no debe parar, es la belleza y la utilidad… el life looks good que nos arranca cada día un buen rato, una sonrisa, un deseo y un sueño… ver
Amanece San Juan y las brujas duermen tras una larga noche de hogueras y calderos, de echar a las chascas y las llamas el dolor, el miedo, el feísmo… ver
Salieron juntos, de la mano, paseando tranquilos hacia un menú de domingo, mirando a la vida con otros ojos… ver
Nos dan el campo de juego cuando nacemos pero nadie puede imponernos como jugar el partido y la vida… ver
La vida no va siempre sobre ruedas… pero un domingo, a las diez y cinco, con dos cafés sobre la mesa… ver
Dicen que se empieza a vivir en los sueños, que si la vida no nace de ellos no es vida, es comedia, italiana y dantesca… ver
La observaba y se daba cuenta de cuánto y cómo había crecido… y no sólo por los palmos que levantara del suelo, era el gesto, la expresión… ver
…y poblamos el mundo de egoístas que se mienten cada día para sobrevivir porque en realidad son siempre y sin remedio infelices. ver
Pequeña, menuda, discreta, sencilla, descalza en un vestido negro y caminando sobre una alfombra cálida, suave, mullida… ver
Caminar Madrid en domingo y de su mano… temprano en la mañana, cuando la ciudad todavía dormita… ver
Hay momentos que trascienden a las palabras, momentos de silencios compartidos en la profunda comprensión del otro. ver
Las velas se quemaban suave y sutilmente aromatizando el aire, mientras se relajaba bajo un manto de agua tibia, sales y espuma… ver
…por eso estaban en Roma aquellos días, como estarían siempre en cualquier lugar donde y cuando mereciera la pena contar que otro mundo es posible. ver
Sentía una profunda necesidad de sus manos, de anclarse en ellas a la vida… Volvió al iphone muerto, al portátil sin vida, al teléfono callado… Recorrió la casa buscando un punto de realidad al que asirse, un hilo de conexión a la vida. ver
Seguía allí pero su mirada se había vaciado de ella para llenarse de otra vida… Lo sentía vagar entre sus recuerdos y sus sueños. «Ellas: africanas» era el título de la exposición… ver
El pequeño se dejaba caer de la silla a sus manos, las esperaba, las sabía ahí a tiempo de abrazarlo antes de llegar al suelo… ver
Louise esperaba nervioso, subía y bajaba la cremallera de su chaqueta con la mano derecha sin saber a qué dedicar la izquierda; ver
Él conducía y ella dormitaba en el asiento del copiloto. Observaba sus manos firmes sobre el volante… ver
Cerró la puerta suavemente mientras sonaba La Chica de Ayer … bajito, para acompañar más que para ser escuchada. ver
– Gracias … una palabra a la que algunos recurren en exceso y por defecto y otros escasamente, una palabra de uso convencional, que es a la educación lo que un buenos días o un buenas tardes y al corazón, … ver
Y en nuestros errores nos conocemos, y en el perdón y la enmienda, el reparar el daño y asumir la cicatriz … o en echar sal en la herida … o nada, dejarla al aire a la suerte de la cicatrización del alma. Somos libres de elegir … ver
«No se puede vivir con miedo» – la oyó decir … y sacó la cabeza del libro en el que estaba inmerso… ver
La Navidad es para los niños – pensaba todavía en duermevela tras una noche tan buena como cualquier otra… ver