¡Ya es tiempo de castañas!, el fruto por excelencia en esta época del año. Son pequeñas, redondeadas, hermosamente brillantes, y todos los mercados la hacen sitio para concederlas un lugar privilegiado en sus puestos.
Las castañas contienen pocas grasas, son energéticas, saciantes, ricas en aceites vegetales, potasio, e hidratos de carbono. Asadas están deliciosas y las podemos encontrar en muchos puestos callejeros de la ciudad. El humo y el olor que desprenden siempre te invita a comprarlas. Coger un cartuchito de castañas asadas entre las manos es sentir calor inmediato en todo tu cuerpo, después pelarlas despacito para no quemarte y comerlas lentamente mientras caminas es un maravilloso ritual para combatir el frío.
La receta de castañas que hoy os traigo viene en forma de magdalenas suaves y esponjosas, con su punto exacto de humedad e increíblemente fragantes. Nada más hornearlas impregnaran tu casa de su personal perfume otoñal y al probarlas descubrirás un sabor que nada tiene que ver con lo que imaginas.
200 gramos de castañas, 3 huevos, 50 gramos de mantequilla, ¼ vaso de coñac, 120 gramos de azúcar integral de caña, 30 gramos de azúcar vainillada, 2 estrellas de anís, 70 gramos de maicena, 250 ml de leche y una cucharada de levadura.
Lava las castañas y haz una pequeña incisión para que no revienten y cuécelas en agua durante 20 minutos junto al anís estrellado. Antes de hacerlo comprueba que tus castañas no presentan ningún orificio por el que se haya podido colar algún intruso.
Cuando aún están calientes y con ayuda de la punta de un cuchillo saca la piel y extrae la carne. Al hacerlo calentitas te saldrá sin ninguna dificultad.
Ahora calienta la leche, el coñac y añade las castañas. Cuando observes que están tiernas (unos 40 minutos) tritura todos los ingredientes con ayuda de un batidor de mano y deja enfriar.
Bate los huevos, el azúcar integral de caña y el vainillado hasta que la mezcla te quede espumosa
Añade la crema de castañas, la mantequilla en dados, la maicena y la levadura. Integra todos los ingredientes con movimientos suaves y envolventes hasta obtener una aromática y dulce crema.
Directos al paladar. Productos tan deliciosos como difíciles de encontrar “cocinados” o embotellados, en series limitadas, bajo la vigilancia de los expertos más selectos.
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