The Mamas.
Porque ser madre me ha hecho valorar muchas cosas, que hasta ahora estaban dentro ...
Creo que ya lo he dicho en alguna ocasión, pero no sabéis lo que me he estado acordando de mi madre este último año. Y no es una cuestión de morriña, porque ya son dieciocho años fuera de casa, entre estudios universitarios y la elección de una vida al lado de la persona con la que compartir más que sonrisas.
Pero desde el 23 de noviembre del pasado año, ella, sus palabras y sus formas de hacer, están todo el tiempo rondándome. Y es inevitable porque ser madre me ha hecho entender y valorar muchísimas cosas que hasta ahora estaban dentro de lo normal, de las cosas que yo entendía que mi madre tenía que hacer, sin valorar sacrificios, tiempo invertido o gestión de problemas. Y esto me ha hecho pensar muchísimo.
Y no será porque personajes de la talla de Balzac, Bersot, Pemán, Lincoln o el mismísimo Napoleón no nos lo hubieran advertido: nada como una madre. Por la ternura, el amor desinteresado y la dedicación. Eso decían ellos, y yo ratifico, porque es verdad que de pronto das sin esperar, quieres y te dedicas en un porcentaje desconocido. Y cuando reparas en esto es imposible no hacer la conexión.
Así que pensando en el dicho madre no hay más que una (ni padre, no se vaya a sentir nadie ofendido), aprovecho para hacer un alto e invitaros a pensar en lo que para ellas cambió la vida el día que comenzamos a ocupar su tiempo, sus inquietudes y sus prioridades. Con el único propósito de poder valorarlo y agradecerles haber estado ahí en la manera en la que lo han hecho.
Y aunque todas estas cosas no se hacen esperando nada a cambio, es verdad que el reconocimiento logra identificar el alcance de su entrega y la admiración que llegamos a sentir después de toda una vida dedicada. Así que desde aquí un gracias muy grande.