Mi familia cuenta de mi…
Y lo hacemos desde la complicidad, desde ese conocerse desde el primer instante.
Esta última semana la guardería nos ha tenido a todos en activo. A Teresa y a nosotros aquí en casa. El fin de semana pasado nos iniciábamos con la Biblioteca Viajera, una introducción a la lectura y al intercambio, que nos costó un disgusto en forma de rompe y rasga, del que nos quedamos con un mensaje: los libros son tesoros y hay que cuidarlos.
El jueves era el día, el de su primera excursión. Una visita al supermercado para enseñarles las frutas y las verduras, a la que se sumó un regalito, y la emoción de un cangrejo gigante y unos peces a los que pudieron tocar.
Y como colofón el Libro Viajero, una actividad más personal, más descriptiva, para conocer y que puedan conocerla mejor. Un A4 de cartulina que bajo la frase «Mi familia cuenta de mí», nos animaba a dar la visión que los padres tenemos de nuestros hijos.
En nuestro caso no fue difícil porque nuestras vidas son muy cómplices, y así no cuesta decir que es cantarina y muy despierta, que le gusta jugar, pero sobre todo que juegues con ella, que disfruta con la música y con Peppa Pig, y que tiene un grupito de amigos de peluches y bebés, del que destaca un enorme «guau guau» al que ella ha llamado Pimpón.
Es independiente porque tiene «dos años Mamá», y se divierte tanto en la cocina, que muchos domingo adoptamos el modo chef y nos ataviamos de harina, huevos y azúcar.
Y como no hay dos sin tres, no sería justo terminar sin decir lo presumida que es, lo que le gustan las coletas «randes» y el rosa, que es un color que por aquí no usamos mucho. Y como siempre va con playeras, su sonrisa es mayúscula cada vez que se pone sus zapatos. De sus abrigos le gusta el rojo, y se divierte poniéndose gafas de sol.
Así es nuestro pequeño tesoro y así aprendemos con ella.