La niña se nos hace mayor II.
Dormir sin lágrimas de la Doctora Rosa Jové. Su lectura además de explicativa, me disipó muchas dudas y me tranquilizó en muchos aspectos.
Lo bueno de compartir mis inquietudes es que suelo tener muy buen feedback. Así que os voy a contar lo que nos sucedió la semana pasada.
Nuestra preocupación entonces era cómo establecer una rutina a la hora de dormir a Teresa, y tanto a vosotros como a nuestro entorno, le contamos que habíamos comenzado a seguir, aunque no de una forma rigurosa, el método Estivill. Es decir la técnica que anima a los padres a dejar llorar al niño, a no acudir al primer llanto, a no cogerlo, a no cantarle… lo que nos estuvo sometiendo a una pequeña tortura. Pero lo peor fue darnos cuenta de que Teresa, desde entonces, había empezada a estar más nerviosa y más llorona que de costumbre.
Así que al tiempo que nos cuestionábamos nuestra decisión, recibí un correo de una amiga enfermera que además siente verdadera inquietud por la crianza, en el que me recomendaba la lectura del libro Dormir sin lágrimas de la Doctora Rosa Jové. Y ese fue el punto de inflexión. Adquirí el libro, lo leí y me di cuenta de que en esto hay mucho de evolutivo. Su lectura además de explicativa, me disipó muchas dudas y me tranquilizó en muchos aspectos.
“El sueño de los niños pequeños se ha convertido, en los últimos años, en motivo de preocupación para muchos padres… Las amenazas son apocalípticas: si una sola vez le consientes dormir en tu cama no querrá salir nunca más (como si alguno quisiera dormir con sus padres a los trece años)…”
Quiero decir que el mismo día que me llegó el correo, Jorge y yo decidimos hacer el cambio, y el resultado fue pasar de que Teresa se despertara dos y tres veces por la noche, a que durmiera de 22:30 a 10:00 del tirón. Sí, del tirón. Pensaréis que fue genial para nosotros, que sí, pero lo que resultó verdaderamente sorprendente, fue sentirla a ella tan relajada y tan risueña de nuevo.
Así que además de haber conseguido subir ese escalón, nos quedamos con la sensación de que si hacemos partícipes de nuestras inquietudes a las personas de nuestro entorno, conseguiremos desarrollarnos mejor.