La cuestión es cuestionar.
Que crecer es saber, y aquí estamos creciendo todos.
Una semana más aquí seguimos negociando ,y estableciendo aquello que a todas luces no se puede negociar. Gestionamos las rabietas y el persistente no, que se ha convertido en respuesta para todo. Personalmente me siento agotada, sobre todo porque esas situaciones en las que uno debe mostrar seguridad y ser disciplinado, suelen venir acompañadas del enfado. Y a mí enfadarme con Teresa me disgusta sobremanera.
Para sobrellevarlo he estado leyendo y preguntando mucho, que son las vías que se me han ocurrido para aprender a gestionar sus nuevas formas, y para tratar de calmar esos sentimiento de culpabilidad y de falta de experiencia.
«A los dos años todavía no tienen la capacidad de ponerse en el lugar del otro… no calibran bien la dimensión del castigo y tampoco conocen sus consecuencias… Necesitan probar dónde está la línea, es una especie de juego… Buscan sentirse reforzados y valorados… que estemos pendientes de ellos…»
Un pequeño extracto de un artículo de serPadres.es, con el que nos hemos puesto al día, donde se justifican muchas cosas, e incluso donde nos ayudan a plantearnos nuevas formas de acometer situaciones como la del pasado jueves por la mañana.
Ese día se despertó guerrera, con ganas de hacerlo todo ella, con la negativa por respuesta y sin ningún viso de colaboración. Así que ponernos en marcha para ir a la guardería fue toda una odisea. Ella acabó con los ojitos rojos de tanto llorar, y yo con un nudo en la garganta que se deshizo, en cuanto pude hacer lo que ella llevaba haciendo toda la mañana, que las lágrimas liberan mucho.
Una mañana en la que estuve analizándolo todo mucho, porque al margen de las cosas propias de la edad, mi reacción ante sus rabietas podría ser un patrón para las venideras, y no me gustaría darme cuenta demasiado tarde, de que hay situaciones que están en mi mano y que tienen una solución que podrían evitar tanto malestar.