Hablar de pájaros y flores.
Que es como decir vamos a cambiar de tema, a charlar de cosas intrascendentes.
La próxima vuelta al cole nos tiene de cabeza, a mí personalmente muy muy de cabeza. Dos semanas han pasado ya desde el primer no, desde la primera lista de no admitidos, a partir de la que empezó la búsqueda, aún sin resultados, de un colegio para que Teresa empiece el año que viene su etapa escolar.
2 colegios concertados, 4 privados, 1 comisión de escolarización, 2 jornadas de puertas abiertas y 7 llamadas después, y aún seguimos igual. Así que sí, vamos a hablar de pájaros y flores.
La expresión es de una bisabuela de Teresa, que era una mujer sabia, de aquellas que supieron salir adelante en unos tiempo que no fueron fáciles, y en un país donde todo escaseaba. Una mujer científica y política, con las ideas claras, la sabiduría y la conversación suficiente para no aburrirte jamás. Pero además con ese tipo de recursos, frases y dichos que en sus conversaciones eran la sal o la pimienta, según tocara, y que venían muy bien cuando entrabas en aquellos charcos de los que no podías salir por más que lo intentaras. Por lo que sí, mejor hablemos de pájaros y flores.
Y parece que ya empieza el calor ¿verdad? Que por algo hay que empezar, y este recurso que es muy de ascensor, siempre funciona. Y no sé si hablar del tiempo, del festival de natación de Teresa de la próxima semana, o de su graduación en la guardería, podrían formar parte de esa flora y esa fauna tan recurrentes como estrategia de distracción.
Porque además de lo contado (que mejor ya no nombramos), esta semana ha sido de mucha actividad, porque con eso del buen tiempo que decíamos antes, las tardes de urbanización se llenan de niños, de juegos, de bicis y pelotas, y ahí el ejercicio y la diversión están asegurados.
Así que a pesar de los pesares, esta semana nos hemos entretenido mucho, a base de correr e imaginar lobos y brujas pirujas, que este año se presenta como la diversión entre los peques de por aquí. Pero también porque hemos hecho acopio de unas deportivas rosas del 23 y medio, de las que Teresa está absolutamente enamorada. Y además porque asistimos a la inauguración de una exposición muy perruna, de la que la peque salió encantada, por los cuadros y por los perros en versión original, a pesar de que le daban un «potito» de miedo.
Y la semana que viene más, de lo uno pero también de lo otro, porque no hay dos sin tres ni pájaros sin flores. Crucemos los dedos.