Cumpleaños feliz, claro.
Y tan claro todo ya, que nos tiene boquiabiertos y en un sonreír constante.
Sé que estamos en junio, que noviembre todavía queda muy lejos, pero yo tengo que contaros que desde hace tres días Teresa no para de cantar esta canción. A media lengua sí, pero muy bien entonado, y con su final de “bieeeeeen”.
Es muy simpático escuchar cómo de pronto, en cualquier lugar, se lanza al cante y a la escena, con movimiento de manos en esa parte de, “te deseamos todos”, así como queriendo medir la cantidad de los que lo desean, que dan ganas de comérsela a besos.
Pero la novedad no radica sólo en cantar esta canción, sino también en el hecho de tararear en general. Porque ahora se ha vuelto cantarina, lo mismo un “lalala”, que un “nanana”, la cosa es canturrear algo. Y yo me sumo a sus invenciones, porque me encanta contagiarme de esa alegría suya.
Y como ahora en esto de incorporar nuevas maneras y nuevos términos, si me permiten la jerga periodística, todo son hechos noticiosos, os voy a contar sus últimas declaraciones. Fueron a la salida de la guardería a principios de semana. Hacía muchísimo sol, y ella no hacía más que guiñar esos ojos azules que la genética le ha regalado. Así que le puse mis gafas de sol acompañadas de un: “ves Teresa como estás mejor con las gafas, porque así el sol no te molesta”, a lo que ella me contestó “claaaaaaaro”. ¿Claro? Bueno, no daba crédito. Qué bien traído pensé, no sé quién se lo habrá enseñado, o dónde lo habrá escuchado, pero ahí estaba ese “claro” clarísimo, con el que nos estuvimos riendo un buen rato.
Una delicia, una experiencia cada día. Así es nuestra vida últimamente, llena de cosas nuevas, todas buenas, todas divertidas.