Cuando la vida te suma dos.
Y en los dedos casi tres, incluso entrelazados, que las destrezas a esa edad son universo inexplorado.
Y de dos en dos llegas a los casi 36 sin darte cuenta. No recuerdo mis dos años, no sé cómo me sentía, no sé en qué pensaba o qué me entusiasmaba a esa edad. Pero hoy puedo contar cómo se siente Teresa, o qué le entusiasma.
Lo primero se resuelve tras un: feliz. Y lo segundo, con la ayuda de un listado que no sabría enumerar por orden de importancia, pero que incluiría a Peppa Pig, una moto de Minnie, la caja de los tesoros, un tobogán, un libro de pegatinas, otro de animales, leche en todas sus vertientes, un nene y a su queridísimo Gonzalo.
Historias de dos años que empiezan justo hoy, y que ella recordará gracias a estas líneas, porque es probable que el tiempo, y todas las demás cosas que llenen nuestras vidas los próximos 36 años, se encarguen de ponerlas en las filas de atrás.
Pero por el momento vamos a disfrutar de este, sin olvidarnos de darle al botón de grabar, que no quiero que nuestra primera tarta casera de chocolate, con fideos de colores y mini lacasitos, que reunió a tres generaciones en torno a un gigantesco bol de cristal, una batidora y mucho cacao, quede en el olvido.
Así que nos ponemos con cuerpo de celebración, porque gracias a la habilidad de Carla, a la dulzura de Marga, y a la compañía de la familia y de sus amigas de rellano Ruth y Blanca, esta tarde para ella será muy especial.
Lo demás estará lleno de colores, de globos, de su primera piñata. De juegos, chuches y mucho Peppa. Porque será ella la encargada de tematizar la fiesta, y de conseguir crear el ambiente que pasados los años, nos recordará que hubo un dos muy rosa y con muchos oinks oinks.