La Feria del libro de Madrid 2019 tiene acento caribeño.
La 78 edición de la Feria del Libro de Madrid se inaugura salpicada de polémica y la República Dominicana como país invitado.
La Feria del Libro de Madrid 2019 despertó candente y sabrosona. Al ritmo exuberante del merengue y el “ronsito” caribeños y unas calorinas superiores a lo habitual, madrileños y visitantes procedieron, el pasado 31 de mayo, al tradicional abordaje del paseo de coches del Retiro. Todo ello bien aderezado de polémica con “u” de ubicación y “t” de tamaño.
Aparte de la ubicación, el perejil de todas las ferias del libro desde hace tiempo, este año las dimensiones han cobrado especial protagonismo. Las 361 casetas que integran esta 78 edición de la feria son más pequeñas de lo habitual a consecuencia de la controvertida decisión de los responsables del Retiro, que han reducido el espacio de forma considerable —las instalaciones suman 100 metros menos que hace tres años— con el fin de “preservar la fragilidad del parque”, dicen. Mientras el ecologismo afila su discurso verde, los editores y libreros se derriten entre quejas y cubículos minúsculos repletos de libros amontonados y firmantes al borde del desmayo.
Al margen de estos contratiempos, el paseo festivo librero promete. Este año pasarán por aquí unos 1.700 escritores que rendirán homenaje a Claudio López Lamadrid (7 de junio) y Ana María Matute (15 de junio) y celebrarán los 50 años de Anagrama y Tusquets. Como siempre, firmas, charlas, mesas redondas y espacios lúdicos amenizan el paseo tórrido y tumultuoso, incómodo, en que se convierte el evento cada fin de semana.
El cartel, una belleza creada por la ilustradora Sara Morante, merece mención destacada. No es sólo que la dibujante cántabra sea una de mis favoritas (que también). Es que, además, Morante ha plasmado toda su fuerza creativa en una magnífica demostración de cultura literaria —ese libro en llamas que evoca el Farenheit 451 de Ray Bradbury— y artística —esa ola Kanagawaina que emerge de la camiseta de la mujer protagonista— dedicada a los lectores, «quienes salvan al libro de ser un mero objeto«. También es un guiño ácido contra la censura y una reivindicación del libro “como fuente de pensamiento crítico”.
La participación de la República Dominicana en la 78ª Feria del Libro de Madrid pone especial énfasis en la riqueza poética y narrativa del país. La comisión organizadora de la programación ha querido destacar especialmente la trayectoria de tres figuras principales: Pedro Henríquez Ureña, Juan Bosch y Marcio Veloz Maggiolo.
Otro de los grandes atractivos de esta Feria del Libro es el pabellón dedicado a Carmen Martín Gaite. Ella, la escritora que se rebeló contra el papel que el franquismo reservaba a las mujeres, era una asidua de la feria madrileña. Jamás faltó a la cita con sus lectores. Ni siquiera a la del año 2000 (murió un mes después, el 23 de julio). Hoy, todavía es extraña una feria sin ella.
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