A por el segundo.
Que no, que nadie se asuste, que no estamos buscando un hermanito para Teresa.
Que no, que nadie se asuste, que no estamos buscando un hermanito para Teresa. Todavía no. Pero es que esa es la gran pregunta. Y en relación a esto han estado mis pensamientos arriba y abajo toda la semana. Porque la vida está llena de esas preguntas que te vienen por etapas.
Cuando estas en los 20, no falla la de ¿tienes novio? Que si lo tienes bien, pero si no, pues estás con ese run run que no te lo quita nadie. En torno a los 30 y si has tenido pareja estable, la que toca es ¿y para cuándo la boda? Que no pensarán los que lo preguntan que lo mismo no, que a lo mejor uno es más de yo comparto mi vida sin firmas ni grandes parafernalias. En fin…
Y llega la boda. Y en cuanto te casas la coletilla es ¿habéis pensado en tener hijos? Indiscreta esta más que las otras, porque eso no es sólo de pensarlo, sino de poder, y en esas a veces uno puede meter la pata. Pero si cruzas ese umbral, la que le sigue es ¿se animan con el segundo?
¿Segundo? Pienso siempre que me preguntan. Pero si todavía estoy haciéndome con la primera. Y como esto no es coser y cantar, porque no lo es, pues uno se lo piensa un poco.
Tengo una amiga que me anima, que me anima mucho. Ella tiene dos. Dos preciosidades que se llevan en torno a un añito. Y la verdad es que cuando las veo me entra ese no se qué. Sí ese que me dice que Teresa iba a disfrutar mucho teniendo compañía. Que quizás sea uno de los mejores regalos que le podríamos hacer, porque para mí, mis hermanos lo son.
Pero siendo sincera creo que no, que ahora no. Que Jorge y yo estamos disfrutando de sus primeros meses, que aún nos estamos acostumbrando a los nuevos ritmos de vida, y aunque seguramente una vez que tienes la inercia, el segundo sea como un paseo por el parque, vamos a dejar que ella sea durante algún tiempo más, la protagonista única de nuestras vidas.
Disfrutar es beber la vida a sorbitos, así que a seguir disfrutándola se ha dicho.