¡Ay madre mía!

"Tiempo al tiempo". Que es esa expresión que aplicamos casi a diario, quienes por impaciencia, queremos que todo ocurra ya.

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Llevo meses queriendo hablar con Teresa, como hablo con los demás. Tener una conversación en la que poder compartir opiniones, saber qué siente, qué piensa, cómo ve el mundo desde esa perspectiva suya, de pocos centímetros por encima del suelo. Y esta necesidad es tal que puedo llegar a preguntarle por la hora en la que estuvimos en algún lugar, pretendiendo que me conteste, hasta que yo misma me sorprendo por el absurdo de la pregunta.

Y la verdad es que en los dos últimos meses ha hecho grandes avances. Su nivel de comprensión es total, y su vocabulario se ha ido ampliando, aunque no tan rápido como su comunicación gestual, que desde que nació ha sido riquísima.

No, «tí», «olla» como saludo, «tortú», «pío», «tur tur» para yogur, y ahora «papi» y «mi mami», son parte de sus pequeñas palabras compresibles, que ayudan a completar nuestras conversaciones, en las que muchas veces Teresa termina enfadada por mi falta de comprensión. Que puede parecer ilógico, pero ocurre que ella que sabe perfectamente lo que me está diciendo, no debe entender que no le alcance eso o no le cante aquello.

¿La última? Una frase que la hace parecer una «viejilla», que es como yo le digo cuando hace o dice algo que me parece que no es propio de su edad. Estábamos en uno de esos días de FaceTime, ella me pedía canciones y yo le cantaba una y otra vez, en modo repeat all. Teresa daba vueltas como un trompo, y en una de esas perdió el equilibrio. Lo que se tradujo en rebote en el suelo, mano en la frente y un sonoro y clarísimo «¡ay madre mía!».

Cuando lo escuché no pude evitar la carcajada, a la que Teresa se sumó, y en la que nos sumergimos las dos durante unos segundos. Su expresividad es deliciosa, y la forma en la que va haciendo suyos esos pequeños comodines dentro de su vocabulario, frenan esa impaciencia mía, coincidiendo con la capacidad de nunca dejar de sorprenderme.

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La versión más personal de todos nosotros, los que hacemos Loff.it. Hallazgos que nos gustan, nos inquietan, nos llenan, nos tocan y que queremos comentar contigo. Te los contamos de una forma distinta, próxima, como si estuviéramos sentados a una mesa tomando un café contigo.

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