La librería, Penelope Fitzgerald y el amor a los libros.
Penelope Fitzgerald nació en 1916. Como heredera de una larga estirpe de escritores (hija del editor de la revista Punch, Edmund Knox y sobrina del novelista Ronald Knox), fue educada en colegios de Oxford que sólo la élite se podía permitir. Trabajó para la BBC durante la II Guerra Mundial, mientras su marido luchaba en el frente. De ella ha dicho A. S. Byatt: “es la heredera más privilegiada de Jane Austen, por su precisión y su inventiva”.
Ironía y sutileza salpican las letras de una autora siempre vinculada a la literatura que ya en universidad de Oxford apuntaba como escritora brillante, aunque publicó su primer texto —The golden child— en 1975, a los cincuenta y ocho años. Un matrimonio complejo le hizo alejarse de los libros. Y eso que nada más casarse, ella y Desmond Fitzgerald se embarcaron en el ambicioso proyecto de fundar una revista. El caso es que les iba bastante bien, hasta que la guerra lo desbarató. Desmond no volvió a ser el mismo, se entregó al alcohol y torbellino de estrecheces económicas arrastró a la familia durante mucho tiempo.
La librería (1978) fue finalista del Booker Prize, premio que finalmente consiguió con su siguiente novela, A la deriva (1979). Recientemente adaptada al cine por Isabel Coixet —y con tres Goya en sus anaqueles: película, dirección y guion adaptado— la obra y su autora han vuelto a seducir a medios y lectores. Coincidiendo con el estreno de la cinta, Impedimenta publicó el pasado mes de octubre una edición conmemorativa de La librería. Aunque el idilio entre Fitzgerald y editorial había empezado años antes. Concretamente en 2011, cuando se publicó la novela por primera vez en España. Después llegaron El comienzo de la primavera, Inocencia y su obra maestra, La flor azul.
Fitzgerald vivió durante algunos años en un pueblo de Suffolk con sus dos hijas pequeñas. Huyendo de la pobreza, trabajó durante ese tiempo en la librería Sole Bay Books. Tal vez aquella época le inspiró la trama de la novela en la que se percibe cierta dimensión autobiográfica. Pero no nos llevemos a engaño, La librería es una obra de ficción, un alegato en defensa de la literatura que narra la historia de una viuda de mediana edad, Florence Green y su descabellada idea de abrir una librería en un pequeño pueblo costero de Inglaterra.
Corría el año 1959. Por aquel entonces en Hardborough “uno no podía tomarse una ración de Fish and Chips, ni había tintorería, ni siquiera cine, excepto un sábado por la noche de cada dos”. Las reacciones de sus habitantes ante la apertura del nuevo establecimiento no se hacen esperar. Las envidias y la ignorancia tampoco. Por fortuna, Florence cuenta con la ayuda de una niña de diez años y la complicidad del extravagante señor Brundish que “vivía tan encerrado en su casa como un tejón en su guarida”.
El amor infinito por los libros, el tesón, la sordera ante la masa zafia son los pilares sobre los que Green construye su imperio. Pero no son suficientes para sobrevivir frente a los chismes y las fuerzas oscuras de la aristocracia pueblerina y rancia. Tampoco el humor y la inteligencia.
Esta edición conmemorativa incluye el posfacio de Terence Dooley, albacea literario y yerno de la escritora británica, en el que reconoce los tintes autobiográficos que salpican la obra.
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Traducción del inglés de Ana Bustelo. Posfacio de Terence Dooley. ISBN: 978-84-17115-19-7.
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