Líos de familia: los Bernoulli.

La historia de Daniel Bernoulli es también la historia de una víctima de la envidia, la de su propio padre...

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Uno de los matemáticos más brillantes del siglo XVIII fue Daniel Bernoulli (1700-1782). Nacido en Suiza, se dedicó a las matemáticas aplicadas. La hidráulica, la economía, la circulación de la sangre, ganó el premio de la Academia de Ciencias de París con su reloj de arena para barcos, que no se veían afectados por la navegación. Daniel fue el primero que demostró que el movimiento de las cuerdas de los instrumentos musicales se componen de un número infinito de oscilaciones armónicas todas superpuestas.

La historia de Daniel Bernoulli es también la historia de una víctima de la envidia, no de sus compañeros, como Euler, quienes le tenían en gran estima, ni de sus hermanos Nicolás y Johann jr., quienes se colocaron en importantes universidades gracias a su influencia, sino de su propio padre.

Johann Bernoulli padre, matemático como su hijo Daniel, se rebeló cuando en su juventud trataron de obligarle a continuar con el negocio de la familia. Eran mercaderes. Consiguió salirse con la suya junto con uno  de sus hermanos, más brillante que él, contra quien siempre sintió un enconado rencor. Cuando su hijo mayor, Daniel, se negó, como él años antes, a ser un mercader, Johann obligó al niño a estudiar Lógica y Filosofía, primero, y Medicina, después. Daniel destacó en todas esas disciplinas y, a cambio, consiguió que su padre le enseñara matemáticas como formación paralela. Y lo mismo sucedió con sus hermanos Johann jr. y Nicolás. De los tres, Daniel era el mejor dotado y, de hecho, ganó varias veces el premio de la Academia de París.

Desafortunadamente, una de ellas lo obtuvo conjuntamente con su padre. Y ese fue su delito. Johann no podía soportar que le colocaran en el mismo rango que a su hijo, a quien él había enseñado todo, y le echó de su casa. Daniel se fue a la Academia de San Petersburgo, volvió a Suiza, trató de retomar la relación, pero el viejo Johann nunca cedió. Más bien al contrario, publicó un libro de hidrodinámica atribuyéndose los méritos de Daniel en un intento estéril de desacreditarle.

Daniel nunca se casó. No quería arriesgarse a perder su independencia ni su calma ni por un día. Pero es muy probable que nunca tratara a sus potenciales hijos de la misma forma en que su padre le trató a él.

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