Jethro Tull y la sembradora mecánica.
En nuestro ajetreado siglo XXI, decir Jethro Tull es nombrar a un grupo mítico de los años 70...
Deja que te traiga amor desde el campo:
amapolas rojas y rosas llenas de lluvia de verano.
Para sanar la herida y aplacar el dolor…
(Jethro Tull, Songs from the Wood, 1977)
En nuestro ajetreado siglo XXI, decir Jethro Tull es nombrar a un grupo mítico de los años 70. Pocos saben que su fundador, el flautista escocés Ian Anderson, tomó el nombre de un agronomista británico del siglo XVII. Y menos aún saben de la importancia de los inventos de Jethro Tull para el avance de la agricultura y el desarrollo de la Revolución Industrial. Mientras los demás esparcían al aire las semillas o las plantaban a mano, él inventó una máquina que las introducía en la tierra a una profundidad adecuada y en filas perfectas. Además la máquina de sembrar estaba tirada por animales, lo que ahorraba muchísimo tiempo y esfuerzo. También inventó un trillo tirado por caballos en vez de bueyes.
Pero lo que me llama la atención de Jethro Tull es la razón que le movió a emprender el camino de la investigación agrónoma. Su padre y su abuelo habían pasado malos momentos por desentenderse de las fincas. Así que Jethro tenía que sacar rendimiento de lo que suponía la fuente de ingresos de su mujer e hijos. Gastó en ello todo lo que tenía. Pero el reconocimiento no le llegó en vida. Aunque alcanzó cierta notoriedad al publicar un libro en el que explicaba sus innovaciones, en la práctica, sus inventos no obtuvieron el resultado esperado. En parte porque los agricultores veían un peligro en estos avances y no se empleaban a fondo en su aplicación. Y otras veces, simplemente se trataba de torpeza en el uso de las máquinas. Finalmente, por miedo o por estupidez, la poca diligencia los agricultores dio lugar a muchos apuros financieros de uno de los primeros empresarios agrícolas de la historia.
Es la necesidad lo que aviva el ingenio. Y el miedo lo que frena el progreso.