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En loff.it aprendemos mucho, y no sólo de tendencias...

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«Global-scale problems — the population explosion, climate change, the depletion of natural resources, and the emergence and re-emergence of infectious diseases — threaten the very existence of humankind. Nations, societies and all sectors of human endeavor must join together to find creative solutions of high public value.»

En y con loff.it hay muchas cosas que se aprenden y descubren del mundo que nos rodean. No es tan sólo esos objetos o lugares que mostramos, lo bello y lo útil, o las colecciones de moda, los coches, perfumes o relojes que nos apasionan, es lo que hay detrás de cada marca, el trabajo de investigación para cada review, los descubrimientos y lo que aporta cada uno de los que hacemos esto tan grande que en dos años y medio de vida hemos alcanzado casi 8200 publicaciones, todas interesantes.

Hasta que publicamos este review de Pau Llopart el pasado 8 de septiembre reconozco que jamás había oído hablar del RIKEN, como tampoco de bastantes de los personajes de Ciencia Humana con que María Blanco nos ilustra cada semana. Fue con María con la primera persona que comenté la historia del RIKEN, el mayor Instituto de Ciencias Naturales de Japón, pero no como tal, sino por lo que en él se gestó bajo la dirección de un científico y hombre de negocios, Masatoshi Okochi, que tiene también el triste y afortunadamente frustrado «haber» de participar en el programa Japonés para desarrollar una bomba atómica al final de la segunda guerra mundial.

El Riken se puso en marcha el 20 de marzo de 1917, con capital privado y la misión de llevar a Japón de la industria mecánica a la científica, con una clara visión de los cambios a los que se enfrentaba el mundo. Llevaba en marcha solamente cuatro años cuando en 1921 Masatoshi Okochi se convirtió en su tercer director, tenía tan solo 42 años, y lo que hizo del Riken en los casi 25 años que dirigió la institución es algo que hoy podría y debería inspirarnos.

Seis años después de tomar las riendas del instituto Masatoshi creó un zaibatsu, un grupo de empresas, el Konzern RIKEN. Estas empresas estaban pensadas para llevar a la práctica y explotar comercialmente los avences científicos de la institución, para hacer rentable los descubrimientos y llevarlos a la sociedad. El Konzern RIKEN es como una carambola perfecta, un modo de financiar la investigación y el desarrollo, de hacerlo rentable al tiempo que la sociedad se beneficia de su trabajo y se crea empleo y riqueza, redondo, vamos. Tan redondo que llegó a tener 121 fábricas de unas 63 empresas.

En tanto que todo esto pasaba en el otro lado del mundo y Japón se preparaba para afrontar un futuro de crecimiento y prosperidad, el año que nació Riken en España se tambaleaba la Restauración. Era la Crisis de 1917, nacían las Juntas de Defensa, el presidente Manuel García Prieto se veía obligado a dimitir, Francesc Cambó de la Lliga Regionalista exige desde Barcelona elecciones y una revisión del modelo de Estado y la Autonomías, y la UGT convoca una «huelga general revolucionaria» con apoyo de la CNT. Como dirían Les Luthiers, caramba…

Yo me resisto a creer que no somos capaces de ser más, de hacer más, de hacer mejor, de decidir, de reponernos como lo hizo Alemania después de dos guerras devastadoras, o Japón. Me resisto a creer que es parte de un idiosincrasia que no podamos superar. Me resisto porque nos sobra talento, y formación -hoy por hoy- y conocimiento y habilidad. Me resisto a creer que no somos capaces. Lo somos, tanto y más. Cabe que lo que nos falte es enfocar y volcar nuestra «pasión natural por la vida» en apasionarnos por nuestro trabajo, en volcar ese talento en algo productivo e invertir nuestra vida en ella misma, en algo que revierta en nuestro beneficio, el común. Igual tan sólo nos falta mirar un poco hacia afuera, con atención e interés, y aprender.

Las palabras que abren este editorial son de Ryoji Noyori, actual Presidente de RIKEN. Comienzan con «Throughout its history, RIKEN has played a leading role in pioneering the uncharted frontiers of science, but today the world demands more.»  Pero ese mundo que demanda más, me temo, hoy es el que aquí perseguimos, no el que aquí creamos. Aunque podríamos.

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La versión más personal de todos nosotros, los que hacemos Loff.it. Hallazgos que nos gustan, nos inquietan, nos llenan, nos tocan y que queremos comentar contigo. Te los contamos de una forma distinta, próxima, como si estuviéramos sentados a una mesa tomando un café contigo.

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