Tentaciones heladas en el Palace.

Nueve platos, nueve helados en contexto. No son unos cualesquiera. Son del maestro Fernando Sáenz.

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Cierto. Son toda una tentación. Una que nos hace sucumbir al lujo de un hotel de referencia como es el Westin Palace de Madrid y a una sublime experiencia gastronómica diseñada por el gran maestro heladero de La Rioja.

Desde Della Sera, su heladería en Logroño, y particularmente desde el obrador Grate, los helados de Fernando Sáenz Duarte han pasado por las cocinas de chefs estrella como Andoni Aduriz o Francis Paniego. Ahora llegan por fin a Madrid a componer un sorprendente (y refrescante) menú sin precedentes, una creación que va más allá de los postres para participar como aliño o complemento que realza cada uno de los platos.

Con esta degustación, el llamado «cocinero del frío» sigue demostrando con éxito, junto a su encantadora mujer Angelines González, que en su ámbito no solo se limitan a poner el toque dulce al final de las comidas, sino que pueden ponerlo en cada una de las recetas que las compongan. Cien por cien artesano, cien por cien natural, cien por cien mimo, detalle y cuidado… Su producto no tiene igual y conjuga a la perfección con las buenas materias primas de los más brillantes fogones. Ahora concretamente, lo hace con las que se trabajan en las cocinas del Palace.

Fernando asegura que hay que ser feliz para vender helado, y con esta propuesta pretende extender esa felicidad a todos los comensales que se acerquen a cenar el hotel a lo largo del verano. Bajo una fórmula fija de 50 euros podrán probar sus particulares patatas con salsa brava helada, sus gambas blancas con helado de agua de mar, manzanilla y limón murciano o su bacalao con crema helada de puerro asado.

El clímax, por si lo anterior fuera poco, llega  con el inolvidable helado de chocobarrica, que se ofrece como postre final, elaborado con sabores a madera procedentes de barricas de vinos. De principio a fin, un placer para los sentidos.

Saborear

Directos al paladar. Productos tan deliciosos como difíciles de encontrar “cocinados” o embotellados, en series limitadas, bajo la vigilancia de los expertos más selectos.

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