Zalacaín el aventurero.

40 años de sabores tan clásicos como deliciosos.

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Zalacaín era un aventurero pícaro, un héroe patrio y vasco como el padre que lo escribió, porque Zalacaín es un personaje imaginario, protagonista de una de las grandes novelas de nuestra literatura y nombre de uno de esos restaurantes a los que uno ha de ir, al menos, una vez en la vida.

Hablamos de un restaurante con bouquet, con ese gusto añejo que sólo los lugares con larga vida pueden lucir; 40 años llevan sirviendo cenas y comidas -salvo en agosto, que descansan- y lo hacen sobre una vajilla de diseño exclusivo, uno de tantos detalles que los hacen únicos.

La experiencia de comer en un lugar de tal encanto comienza por el descubrimiento de sus espacios: tres salas y cuatro salones primados, todos decorados en tonos cálidos y acogedores, además del pequeño bar para degustar el aperitivo previo a la comida o el licor que ponga el colofón a un menú delicioso.

La carta del Zalacaín abraza tradición y calidad sin perder un ápice de frescura y sorprediendo a los paladares más exquisitos; lasagna gratinada de boletus edulis y foie, muslo de pato guisado, manita de cerdo rellena, ensaladas de langostinos y bogavante, o el pequeño Búcaro “Don Pío” -muy propio, por cierto- son algunos de los platos centrales que proponen acompañados, si gustas, de alguna de las 35.ooo botellas que componen su bodega; y, como cierre, unas trufas o unas tejas de almendras para acompañar el café.

Si buscas una aventura clásica, una de esas muy nuestra, Zalacaín es tan buena opción en novela como en gastronomía.

Localización

Saborear

Directos al paladar. Productos tan deliciosos como difíciles de encontrar “cocinados” o embotellados, en series limitadas, bajo la vigilancia de los expertos más selectos.

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