Un pollo para cada gusto.
Tiras de pollo crujiente con salsa de mostaza y miel, Coquelet a las finas hierbas o a la barbacoa, ensaladas varias y sándwiches variados. Y por supuesto patatas caseras.
La Rotisserie nació de una casualidad. Dos de los socios, el ex jugador de baloncesto José Miguel Antúnez y el empresario catalán afincado en Madrid José María Pasquín, se juntan con otros troncos a ver los partidos del Real Madrid y normalmente compran pollo asado para acompañar la fiesta. Uno de los amigos, Guillermo Gómez, les comentó que podía funcionar un local especializado en pollo en el centro elegante de Madrid. Y al final, Guillermo prefirió la cordura a la locura de atar, y Antúnez y Pasquín fundaron junto a Fiorella Maquiavelo y Nuno Zaragoza La Rotisserie, en Fernando el Santo 25, frente a El Tomate, en una zona con muchas oficinas y personal de postín.
Llevan tres semanas abiertos y están a tope desde el desayuno, en el que ofrecen repostería francesa de primer nivel, con unos croissants y unos pain au chocolat que encienden el pelo. Al mediodía y las noches de jueves, viernes y sábados, una carta basada en el pollo en la que destacan, para mi paladar profano, pero que adora el pollo, las tiras de pollo crujiente con salsa de mostaza y miel, y los Coquelet, bien a las finas hierbas o a la barbacoa. Además ofrecen ensaladas varias y sándwiches variados. Y por supuesto patatas asadas o fritas caseras para acompañar.
La calidad de la carta, con el pollo como eje del negocio, está acompañada por un diseño del local, obra del estudio Las Dos Mercedes, que han hecho un trabajo soberbio respetando lámparas, baldas y por supuesto ladrillos de la mantequería que ocupaba antes el local, muy auténticamente parisino años 20.
Los pollos que consumen vienen de Galicia, donde han sido criados en libertad. Calidad por encima de todo, como guía de todo buen negocio gastronómico. Empleados más que amables que te hacen sentir en casa con una carne fresca que es la que más se consume en España, con casi 17 kilos por persona al año en 2015.
En 1959 Gallina Blanca comienza a traer de EEUU pollos de Arbor Acres y dispara las ventas de sus productos. Es en la década de los 60 cuando se disparó el consumo de pollo en España, con un cambio de dieta de los españoles en el que se duplicó el consumo de carne. Durante años, el pollo fue en España, al contrario que en América del Norte, un alimento de ricos y el pollo asado era un símbolo de lujo cuyo consumo se reservaba casi a los domingos.
José María Pasquín, uno de los socios, seguro que sabe de la tradición del pollo a l’ast en Barcelona, desde la época del Piolindo y el Pimpollo. Como Antúnez habrá escuchado hablar de La Riviera, donde se comía un excelente pollo asado mientras se asistía al espectáculo de variedades.
En fin, que en La Rotisserie agrada encontrar un pollo para cada gusto. Y ojo, que otra de las claves del negocio es cómo lo preparan si deseas llevártelo a casa, lo cual no es mala idea, siempre que reserves tus piezas al menos dos horas antes, porque está petando y si no te quedarás con las ganas.