Lo cenao y lo bailao.
Los amigos, las cenas, la gente, las risas, las copas y los lugares como Hobbes...
Desde el miércoles, a media semana ya, está uno con la cabeza embotada y el cansancio metido en las gónadas, arrastrando el ratón y los pies por los tableros y con mucha necesidad de reir y ver mundo. Aunque sólo sea ese, el de ahí, el que se mueve más allá de la entrada a la oficina.
Y ahí están los amigos, las cenas, la gente, las risas, las copas y los lugares como Hobbes, lugares en que cada atardecer es una sorpresa pensada para la evasión, para la diversión y los buenos ratos. Una coctelería gastronómica dinámica y activa en la que picar, tomarse un cóctel y disfrutar de sesiones de música de los 80, de los 90, de un directo de Jazz, o de una Single Party con drunch, juegos…
Esta noche de viernes y la de mañana sábado una divertida sesión de música rememorando cuando los de los 70 éramos unos jovenzuelos. Y los miércoles y los jueves siempre hay un plan, uno diferente, siempre una sorpresa.
Y en todo caso, cenarse una tosta de cecina, queso zamorano y salmorejo, un lomo de bacalao asado con crema de calabaza y aliño de pasas y piñones o un Huevo poché con salteado de setas trufadas antes de pasarse a los cóctails, al Cosmo Hobbes de vodka raspberry, zumo de arándanos y de lima, o a un Bellini.
Eso y, mira, ya luego que nos quiten lo ‘cenao’… y lo ‘bailao’.