Las recetas más castizas de la capital, en Viva Madrid.
Una taberna fundada en 1856 que sigue manteniendo sus tradiciones en su nueva carta.
Las cañas bien tiradas, la Gran Vía, el Retiro, las vistas desde las terrazas más emblemáticas, el “ej que”, los trajes de chulapo, las campanadas en la Puerta del Sol, un chocolate con churros en San Ginés, los domingos de rastro…
Hay cosas que en Madrid nunca cambian, y siguen siendo iguales que hace décadas porque son únicas y especiales. La taberna Viva Madrid se fundó en el año 1856 y desde entonces en la ciudad ha llovido y ha ocurrido prácticamente de todo pero la buena comida sigue siendo igual de apetecible.
Nada más entrar en Viva Madrid uno es consciente de que entre sus paredes se sigue manteniendo una esencia especial muy castiza. Se encuentra en la calle de Manuel Fernández y González, 7, y sus propietarios son Emilio González y María Iglesias, un matrimonio de emprendedores que adora la gastronomía y han formado un gran equipo asesorados por Chema Isidro, que manda en los fogones.
El restaurante está dividido en tres espacios: una barra que invita a tomar un vermú, cóctel o copa dependiendo de la hora del día que sea; un salón con una carta deliciosa para cenas o comidas y, por último, una terraza para los días más soleados. Las tapas que se pueden degustar en Viva Madrid son clásicas, elaboradas con recetas de toda la vida, de esas que nos apetece degustar cuando vamos a casa de nuestras madres y abuelas.
Por ejemplo, un bocata de calamares, unos callos de Kobe –a la madrileña, eso sí-, unas croquetas de cocido madrileño, unos caracoles al estilo de la Plaza del Cascorro o un chotis, es decir, un boquerón en vinagre con anchoas y tomate rallado. En la mesa se sirven platos como rabo de toro, gallina en pepitoria o chipirones en su tinta, para compartir o saborear a solas.
Viva Madrid está en el barrio de Las Letras, en lo que antiguamente era la Casa de Guadalajara, de la que aún quedan algunos elementos como el alicatado de azulejos pintados a mano, el techo artesonado, la barra de estaño o su característica fachada de cerámica. Viva Madrid es un auténtico templo de sabor para los amantes de la comida castiza.
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