De ceviche y tajine.

Juliana Aguiar exprime al máximo las posibilidades de la cocina mediterránea. Buen sabor y bossa nova en Santo.

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De noche es complicado encontrar una mesa libre. Pero merece la pena anotar en el post-it de la nevera aquello de ‘Llamar a Santo (91 542 00 50) y reservar para dos –o más-‘. Ése es el nombre del restaurante que la chef brasileña Juliana Aguiar regenta en el centro de Madrid, no lejos del Teatro Real y de la Plaza de Ópera.

Ella es el alma del local. Ha puesto su empeño en la decoración, en una fórmula que abarca restaurante y tienda deli, e incluso en la banda sonora. Cuida que el local huela rico, luzca bonito (muy bonito) y suene sugerente. Por eso es complicado tener mesa llegada la noche.

La carta no es extensa. Basada en la temporada, profundiza en las posibilidades del Mediterráneo. Desde Grecia a Portugal, España e Italia. Eso y claro, un inevitable y bienvenido aire carioca. Para abrir boca, la especialidad de la casa es un plato de mezzes. Son verduras a la plancha y al horno (calabacín, berenjena, tomate, ajo…), embutidos, quesos, salazones… y pan. Para compartir y entrar en materia.

Luego, habrá quien elija el Dúo de ceviches, muy apetecibles aunque el calor ya pasó; el Tajine de pollo de corral con ciruela y pera; el Rabo de toro con quinoa, cubos de calabaza y berros, o la Polenta con huevo a baja temperatura con perlas de trufa. Hay algunas cositas más. Del postre, no daremos ni una pista. Tan sólo un consejo: no debería perdérselos. Ni más ni menos. Y si visita Santo a mediodía, querrá quedarte toda la tarde, encantado con una dulce sobremesa. Tarta y vino.

Tampoco debería pasar por alto la cita dominical, el brunch. A partir de las 12.30 es posible disfrutar de una selección de panes, mermeladas, mantequilla y tomate, café, zumo de fruta natural, tostada con huevo benedictino, queso, jamón y verduritas de la huerta. Y tomarse la jornada con calma, sin prisas.

El séptimo día y cualquier otro, cuando se quiere comer en casa o en la oficina, pero no se tuvo tiempo de pasar por el mercado ni cocinar, se puede optar por la oferta para llevar. Santo también es un coqueto colmado gourmet, en el que además se pueden adquirir vinos, las mermeladas que Juliana elabora, aceites, pimentón y otros condimentos de buenas firmas.

Y un sábado al mes, sólo uno, regresa a sus raíces y celebra la feijoada. Consiste en un guiso de frijoles y carne de cerdo acompañado de arroz blanco, berza (couve brasileño), farofa (harina de trigo sofrita con ajo) y naranjas. La próxima cita es en apenas unos días, el 17 de noviembre. Recupere el post-it de la nevera ya.

santoresto.com

 

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