Con amor, todo marcha.
Bar Amor, el perfecto idilio entre cocina y vino.
Es la energía que mueve el mundo. La fuerza que lleva a superar y derribar mil y una barreras. La vitamina para el día a día. El amor, inspirador de canciones, versos y tanto arte. Ese sentimiento universal. Es, además, el nombre de un bar, sencillo y amable, de Malasaña.
Esta zona madrileña, famosa por antiguas Movidas, que se renueva y resiste a los embates de la crisis, presume de nuevas aperturas. Amor es un bar, ni más ni menos. Sin trampa ni cartón, sin etiquetas anglosajonas que encubren las cañas de siempre y, sí, con una cocina auténtica.
Son recetas de siempre. Por ejemplo, la burrata con aceite de albahaca y tomates secos, los raviolis de mango y foie micuit, el tataki de atún con salsa de soja y pistachos o el secreto ibérico de bellota con salsa de ciruela. Como si de visitar la casa de mamá o de la abuela se tratara, no faltan otras especialidades como el salmorejo, el bacalao o las croquetas.
Y para acompañar, una bodega variada y atrevida, con especial acento de los vinos madrileños. Junto a estos y algunas referencias clásicas que resultan infalibles, otros de las denominaciones de origen de Tierra de Extremadura, Montsant, Mallorca o Campo de Borja.
En este bar se sienten pletóricos de amor y lo demuestran hacia productos artesanos. Lo hacen en su despensa y también en las catas que periódicamente proponen. De vino, claro, así como de aceites, quesos y cervezas, ahora tan de moda gracias a referencias como las toledanas Yria y El burro de Sancho, la catalana Rosita, la leonesa Aora o la castiza Cibeles. Una fórmula para escapar de la rutina, aprender y degustar.
Localización
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