Los tés de Henrietta.

Si no te gusta el té quizás es que no has probado los de Henrietta Lovell.

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Henrietta Lovell, fundadora y directora de Rare Tea Co., explica de una forma muy gráfica porqué todos los tés no son iguales: «En una comarca hay varios viñadores produciendo uvas pero, por supuesto, no todos harán el mismo vino». Pues lo mismo pero aplicado al mundo del té: «Muchos pueden proceder de la misma región y pueden llamarse igual pero ni mucho menos resultan ni parecidos». Para garantizar la calidad y exclusividad de los suyos, Lovell viaja personalmente a recónditas zonas montañosas de China, India y África donde agricultores locales trabajan sus tierras para ella. Otra de las claves de la calidad de su producto estriba, precisamente, en el trato que dispensa a dichos labradores: «No les engañamos ni regateamos, les pagamos lo que nos piden por su trabajo».

Nada más recolectarlos, los tés de Rare son empaquetados en bolsitas que los protegen de la luz y del aire y que conservan su frescura intacta. Después, a las latas que son un capricho y que, por supuesto, se pueden usar para guardar cosas en la cocina. Todo el proceso de envasado se realiza de forma rudimentaria, prácticamente manual, esto explica porqué al abrir uno de sus tés, la casa entera se inunda de olor a campo.

Estos pequeños detalles justifican la diferencia de tomarse un té de Rare (que sirve a los restaurantes más selectos de Londres) y otro de otra marca. El problema es que este laborioso proceso casi artesanal, este desechar lo mediocre para quedarse con lo excelente, reduce mucho las cantidades disponibles y puede que, al elegir el tuyo, te encuentres con un: «Temporarily out of stock, sorry!». Será la excusa perfecta para que pruebes otro.

Saborear

Directos al paladar. Productos tan deliciosos como difíciles de encontrar “cocinados” o embotellados, en series limitadas, bajo la vigilancia de los expertos más selectos.

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