De Cuba y de caña.

En la Martinica, la espléndida isla bañada por el Mar Caribe, se destila un ron muy especial que proviene directamente del jugo de la caña de azúcar. Muchos consideran este lugar como la cima de la producción de lo que se denomina ron agrícola, elaborado por la marca Clément.

El llamado Rhum Clément Cuvée Homère es uno de los más complejos de elaborar y también de los más preciados entre todos los consumidores más exigentes. Su sabor, adquirido durante años entre barriles de roble francés, es único y en él destacan los toques dulces, afrutados y que recuerdan a chocolate y avellanas.

Al entrar en contacto con los labios su suavidad y textura se acentúan y bajan por la garganta dejando un agradable gusto a regaliz y madera durante minutos. Hay quien dice incluso que su aroma se asemeja al de las galletas de mantequilla recién horneadas con una capa de almendras.

Lo cierto es que sabe a buen hacer artesano y a exclusividad y al observarlo al trasluz su color ámbar embelesa a cualquiera. El jurado del Spirits Award es uno de los que se han dejado seducir por esta añeja bebida y no ha dudado en otorgarle la medalla de oro.