5 Cuentos de Navidad.
Érase una vez... 5 Cuentos de Navidad.
5 Cuentos de Navidad son suficientes para una vida salvo que se sea Dickens (y vive Dios que no es el caso) y qué decir si son más de 5… pero quedémonos con el quinteto que lo demás será abusar del tiempo del lector.
Cuando llega la Navidad resulta difícil abstraerse de ella y sus cosas por poco apego que se le tenga, no digamos ya si hay niños de por medio escribiendo cartas a Papá Noel y a los Reyes Magos, recogiendo caramelos en la Cabalgata y pidiendo otro trozo de turrón de chocolate; la tradición manda mucho, mucho más que la fe incluso, tanto es así que no importa lo descreídos que hayamos llegado a ser (dicen que 9 de cada 10 bodas en España ya se celebran en el juzgado, no en la Iglesia), asamos pavo o pularda en Nochebuena, preparamos la bandeja de los turrones en Navidad y brindamos con cava, sidra o champagne por la alegría de encontrarnos incluso si miramos de reojo al cuñao…
Y también hacemos balance, también reflexionamos sobre lo que fue el año desde la Navidad pasada y lo que será el próximo hasta la Navidad que viene, de eso van en realidad los Cuentos de Navidad, de los pensamientos que quedan pasado el tiempo que transcurre entre una Navidad y la siguiente…
Y aquí, a continuación, van 5 Cuentos de Navidad: Grinch, porque es tan navideño como el mismísimo Papá Noel, Estrella, porque aquel año no fue el de la buena estrella, Cava, porque así es como se brinda, Navidad, porque es Navidad y Solos porque así fue, para muchos, la Navidad de la pandemia.
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Estrella.
Érase una vez la historia de un año sin estrella. Berta Rivera Era una noche inusualmente clara para ser de invierno y desde su terraza, a pesar de las luces de la ciudad, podía ver un mundo de estrellas sobre su cabeza, había tantas como en la tierra pero las que brillaban en el suelo en lugar de hacerlo en el cielo no le gustaban tanto. . ... más información → - 35
Cava.
Érase una vez la historia de una conjura de hermanas y un muñeco de nieve al calor de una taza de chocolate y un brindis con cava. Berta Rivera Se acercó a la ventana para ver caer los copos de nieve y se sorprendió al descubrir un manto blanco sobre la calle; debía haber estado nevado toda la noche y el domingo había amanecido teñido de frío; vio a los niños correr sobre la nieve y también caerse, un claro aviso de que, bajo el esponjoso manto blanco, había hielo; sonrió al ver como escapaban los unos de los otros tirándose bolas de nieve y pensó que, a pesar de tanto como había cambiado el mundo, había cosas que permanecían intactas, cosas como la risa de los niños y su ansia de juego, cosas como las bolas de nieve. No dejaba de pesar en ello mientras se preparaba un café y se sorprendía al ver una botella de cava en la nevera ¿a santo de qué la había puesto a enfriar?. Rebuscó en el armario su ropa de nieve y bajó a la calle como cuando era niña, no tenía intención de correr ni de montar una guerra de bolas de nieve sino de construir un gran muñeco... más información → - 45
Navidad.
He aquí un cuento de Navidad que habla de quienes la aman y de quienes la detestan, que habla de personas... y de libertad. Feliz Libertad. Y Feliz Navidad. Berta Rivera El día amaneció luminoso y bello animando a propios y extraños a echarse a las calles para despejarse tras una larga y copiosa velada de Nochebuena y frente a una comida de Navidad que no se presentaba más frugal. Se dejó tentar por el sol y salió a pasearse entre el gentío del parque. Había niños corriendo por doquier, algunos con bicicletas nuevas que demostraban que había regalos que no se amilanaban ante la tecnología, seguían siendo deliciosos objetos de deseo... más información → - 55
Solos.
Érase una vez la historia de una Navidad que no quería ser... o que no queríamos que fuera. Era la Navidad de los solos frente a la de los mal acompañados. Berta Rivera El parking era un parque embarrado en el que podía entrar los coches e incluso quedarse atascados en un charco, los árboles estaban desnudos, vacíos de hojas y ramas tras el paso del otoño y de los jardineros del Ayuntamiento, soplaba una brisa helada que hacía si cabe más frío el día; la cola de coches era larga para entrar y salir y la salida del cole de los niños escalonada y constante; primero 'los sin ruta' junto al pabellón y el parking del infierno, después los de las 'rutas' junto al edificio principal y nunca antes de que los más de 20 autobuses estuvieran aparcados cada uno en su plaza con su conductor al volante y el profesor de turno al mando de la prole de niños que lo llenarían. Y así cada día. Hasta el último día lectivo... más información →