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Se llama La Tape y cuenta con seis grifos y más de 50 referencias en botella.
Durante largo tiempo se llamó La Tapería. Y sus pinchos y raciones gustaban a una amplia clientela, pero tocaba renovarse o quizá morir… y se optó por un nuevo concepto en el que la cerveza es absoluta protagonista. Ahora se llama La Tape y es altamente recomendable. La estética también ha cambiado.
Cuenta con seis grifos y más de 50 referencias en botella. Hay españolas como Domus, La Virgen, La Cibeles o Dougall’s, así como de los principales países que producen esta bebida. Si apetece dejarse llevar por el equipo de La Tape, éste recomendará la etiqueta adecuada a cada plato. Se puede optar por la fórmula ‘Tasting’, es decir, cuatro copas por 10 euros. Si tras la comida o la cena, gustó alguna cerveza en concreto, se puede llevar a casa. Es el llamado ‘Taper beer’.
Para comer, desde una excepcional y cremosa ensaladilla rusa con patata Monalisa a unos mejillones según la receta belga para tomar pan y mojar. No son franceses y sí gallegos, es decir, más carnosos y de mayor tamaño. Se acompañan de una suave salsa de chalota, apio y mantequilla. Más ricos no pueden estar.
Como lo están el hummus, la burrata de Andria de la que llega a España un cupo semanal, o el picantón de Higinio. Resulta muy interesante el apartado de quesos así como el de postres con caprichos irresistibles como la panacotta de chocolate blanco. Tan sólo por citar algunas especialidades. Y en el mostrador de la entrada, se puede comprar todo.
En La Tape, hay wifi gratuito. Sí, aunque parezca obvio, no lo hay en cualquier lugar. Así que con el ordenador conectado y un buen pedazo de tarta de zanahoria, un café o zumo natural, el momento de trabajar resulta más placentero. A La Tape volvemos pronto.
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