No sólo de pan.
Chapatas y hogazas para los clásicos o innovadores panes de cacao, hierbabuena, amapolas o regaliz.
Paco Fernández creció al calor de los hornos. Entre las harinas y masas de pan de la pequeña tahona fundada por su abuelo Agapito en la calle Antoñita Jiménez de Madrid a principios del s.XX, se fue forjando la pasión de un artesano. La familia, pese a su larga tradición panadera, quiso orientar el futuro del joven Francisco hacia otros derroteros pero él siempre lo tuvo muy claro; el aroma, las texturas y los infinitos sabores que hoy forman parte de sus recuerdos infantiles fueron mucho más fuertes que los consejos y los estudios. Ni siquiera el paso por la universidad fue capaz de cambiar el rumbo de sus deseos.
Así, en el antiguo obrador de su abuelo –que se mantiene en la ubicación original– Paco Fernández elabora de forma totalmente artesanal la más amplia gama de panes que se puede imaginar. Sin máquinas ni automatismos, a base de cariño, tiempo y mucha paciencia, pues solo así se elaboran las cosas importantes de la vida y, por supuesto, solo así se alcanzan los sueños. Chapatas, hogazas, candeales o pan de centeno hacen las delicias de los paladares más clásicos; de cacao, hierbabuena, amapolas o regaliz, de violetas y mostaza, de remolacha con manzana o un original pan de soda irlandés son algunos ejemplos que la infinita creatividad de Paco pone al alcance de sus clientes más sibaritas y exigentes. Y no solo de pan vive Viena La Baguette, pues en el pequeño obrador de la calle Santa Brígida se preparan también deliciosos cruasanes y bizcochos, dulces artesanos y repostería – como lionesas de crema de vainilla con chantilly, eclaire de café o chocolate- además de sándwiches y otras propuestas saladas: empanadas, empanadillas, quiches, medias noches o calzone.
Aprender, viajar, seleccionar las mejores harinas del mundo y darle a la masa madre ese toque tan especial han convertido esta pequeña empresa familiar en un sueño en expansión. Primero abrió Viena La Crem en la céntrica calle de Santa Brígida hace ya siete años; en 2011 desembarcaron en El Mercado de San Antón. Hoy es el exclusivo Mercado Isabela –un novísimo y original espacio que solo cuenta con delicatessen y que acaba de abrir sus puertas en el Paseo de la Habana 3, en pleno corazón financiero de la capital– el que ha apostado por la calidad de una marca avalada por más de 120 años de historia.