Le Grottelle es una fiesta. La del limón de Sorrento y el limoncello Villa Massa.

Y un homenaje a la ‘dolce vita’ y la tradición italiana. Le Grottelle de Villa Massa es la cuna del limoncello de la familia desde 1890.

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Sorrento cuelga sobre los abruptos acantilados de la costa amalfitana, en el suroeste de Italia. Ya su nombre es misterio y pura poesía, la tierra donde griegos creían que habitaban las sirenas. Asomado al Tirreno y regado por la fértil tierra volcánica del Vesubio, el corazón de la villa esconde el bellísimo jardín que da vida al limoncello: Le Grottelle de Villa Massa. El limonar centenario toma su nombre del antiguo camino de peregrinaje que, repleto de grutas, desciende del Monte Faito. Pasa por el Casali di Vico Equense y llega a la llanura de la ciudad costera.

Allí, en su villa del siglo XIX, la familia Massa conserva el modo ancestral de los cultivadores de la tierra de las sirenas del que nació el único limón con Indicación Geográfica Protegida (IGP): el oval de Sorrento. Un fruto amarillo brillante, de piel gruesa y sabor a dolce vita.

La forma de cultivo y crecimiento de los limoneros de Le Grottelle tiene mucho de medieval y de los trucos que los agricultores sorrentinos pusieron en práctica para preservar las características y propiedades de aquellos arbolitos procedentes de Oriente. Protegidos por las pagliarelle —pérgolas artesanas hechas de esterillas de paja— sobre postes de madera de castaño, los limonares se ubican en terrazas a diferentes alturas. De esta forma se logra una maduración lenta, en armonía con los ciclos naturales del microclima costero de Amalfi.

Y, como manda la tradición, los Massa también mantienen la receta familiar del limoncello con el agasajaban a su huéspedes allá por el 1890. El secreto (obvio) está en el fruto y en los ingredientes de extrema calidad que lo aderezan.

De la cosecha al embotellado

A mano y uno a uno. Así se recolectan los limones: la única manera de garantizar la perfección, el aroma y el elixir luminoso que destilan. Escogidos los mejores y lavados a conciencia, el proceso de pelado es un espectáculo en el que se extrae únicamente la piel dorada del fruto. Ni un ápice de albedo (la capa blanca entre la cáscara y la pulpa) empaña la corteza que se va infusionar en alcohol neutro y puro durante unos días. La infusión se analiza de manera exhaustiva en el laboratorio de la fábrica, al igual que el sirope de cuya mezcla nacerá el delicioso Liquore di Limoni di Sorrento.

El resultado es un licor exquisito, cuyo tono verde ambarino procede exclusivamente de los aceites esenciales de la piel del limón oval. Su aroma pálido y penetrante deriva también de las peculiaridades de ese fruto único de las tierras sorrentinas y de su maduración pausada. Como al suono de una viva tarantela, su sabor se acelera poco a poco hasta deshacerse en una explosión de elegancia, puro goce y buen vivir.

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El jardín de Le Grottelle de Villa Massa está abierto al público y se puede visitar, previa reserva. Lo mismo sucede con la fábrica de limoncello, situada a pocos kilómetros del huerto familiar.

Nota: únicamente los fabricantes de esta categoría pueden utilizar el sello IGP e incluir en sus botellas el nombre de Sorrento.

Más información Villa Massa

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