Chipén, un vermuth y lo que surja.

Cuando viajamos lo hacemos movidos por muchas, variadas y a veces incluso variopintas razones pero, sea lo que fuere lo que nos anima a hacer la maleta e ir a un lugar concreto del mundo, lo que no hacemos nunca es renunciar a vivirlo tal y como es; no nos conformamos con conocer los lugares de visita obligada de una ciudad, también queremos perdernos en sus calles y conocer a sus gentes, sentir como viven y como ríen; y sí, también saber cómo comen porque eso forma parte de su estilo de vida. Y por eso, para quien visite Madrid, la hora del vermú es una cita obligada ¿dónde? en el lugar ideal: en una vermutería ¿en cuál? te recomendamos una: Chipén.

Dicen en Chipén que de quien llega a su barra se acaba diciendo siempre aquello de ‘vino, bebió y conquistó‘; los hay que a la hora de beber (paso previo a conquiestar) son fieles a la cerveza y aquí las tienen incluso artesanas, otros son más de vino (blanco, tinto o rosado) y en Chipén la variedad de opciones es notable, luego están los que hacen de la hora del vermú el momento de catar precisamente eso, un vermú: Izaguirre, Nordesia, Miró, Zarro, Martínez Lacuesta, Lagarizza, Ingenioso… o uno propio Chipén.

Claro que ni la cerveza ni el vino, tampoco el vermú, están hechos para beberse solos, lo suyo es acompañarlos de alguno de los deliciosos bocados que ofrece Chipén: una tabla de ibéricos o una de quesos, una ensalada de aguacate o unas sardinas en vinagre con chips y pesto rojo, mejillones de Cambados, anchoas de Santoña, callos a la madrileña, tortilla de patata con algo más, oreja guisada, jabuguito al infierno o un bocata de albóndigas de pollo en pepitoria; éstos son sólo algunos de los manjares con los que nos tientan en Chipén. ¿Nos vemos a la hora del vermú?.