Sensual, extravagante, intenso.
"No suelo hacer promesas, pero hay una que hago sin reservas ni duda alguna: nadie olvidará nunca la primera vez que probó Krug".
Olivier Krug ha trabajado mano a mano con su padre Henri Krug desde 1989. Y eso debería bastar para asumir su convicción: «No suelo hacer promesas, pero hay una que hago sin reservas ni duda alguna: nadie olvidará nunca la primera vez que probó Krug«.
El señor Krug, hoy al frente de la casa que lleva su apellido por marca, se puede permitir tanta seguridad con un Champagne como el de Krug Rose que ha conquistado a grandes chefs de todo el mundo, como a Gerhard Schaiwerg, chef de «Tristan», el restaurante de Puerto Portals (Palma de Mallorca) cuya mesa y buen hacer atestigua su estrella Michelín y que ha preparado un menú homenaje a este champan: Confit de pechuga de pato con trilogía de hígado de pato y pan brioche, Gazpacho de espárragos blancos y lechuga con medallones de bogavante atlántico, Rodaballo asado a la espina con alcachofas, Morillas y trufa negra y fresas mallorquinas con almendra.
El Rose de Krug es sensual y extravagante y alía armoniosamente la intensidad y la elegancia del estilo Krug con su propio encanto. Placeres a celebrar.