5 restaurantes para comerse Nantes con un buen Muscadet.

A orillas de un Loira a punto de llegar al Atlántico, la gastronomía francesa se convierte en un crisol de sabores. Nantes se reivindica como el nuevo lugar de moda para gourmets.

No hay nadie en la región del Loira que no saque pecho ante un buen Muscadet. Este vino blanco natural, elaborado en menos de 9.000 hectáreas y servido muy, muy frío, como manda la tradición de los blancos, es el mejor hilo conductor para descubrir una ciudad que se presenta como la reconciliación de la tradición culinaria francesa rural y la vanguardia más urbanita. Para ello, crea el programa Les Tables de Nantes (Las mesas de Nantes), en el que desgrana las joyas que no nos podemos perder en la ciudad. Por ejemplo, esta selección en la que, seguro, acabaremos felicitando al chef.

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Mademoiselle B
Apenas media docena de mesas, una decoración cuidada y contemporánea, con muchos detalles, marcan la entrada a este restaurante coqueto, de aires femeninos, perfecto para ir en pareja. El menú cambia cada día, se presenta en una pizarra que gira por el salón, y llama la atención una mesa creada con sillas de colegio. La comida, fusión, una el risotto con el tataki, el pesto con el pescado del estuario del Loira, la tarta tradicional con el caramelo. Desde 24 € (cenas).
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Les Petits Saint
No todos los días tenemos la oportunidad de comer o cenar bajo una bóveda gótica. Esto es lo que permite este restaurante gourmet que aprovecha el espacio de una antigua capilla del siglo XVI como salón comedor. El marco acompaña a los platos, voluptuosos, muy bien presentados, con todo tipo de florituras, muselinas y detalles por y para amantes de la buena mesa. No es tan caro como pudiera aparentar (unos 45 €/comensal). Su especialidad, los platos de cordero.
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Plan B
Perfecto si buscamos un menú del día a la hora del almuerzo. Su cocina es, ante todo, francesa, por lo que quienes busquen tradición, aquí la encontrarán. Cuenta con exquisiteces como un mousse de queso de cabra a las finas hierbas acompañado de blinis, o postres artesanos impresionantes como la tartaleta de chocolate o la de limón. No son muchas mesas, en una atmósfera de bar muy particular. Sirve almuerzos de lunes a viernes y cenas jueves y viernes (desde 16 €).
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L’Abélia
Situado en una mansión del siglo XIX, este restaurante es toda una delicia para los amantes de la elegancia. Tranquilo e íntimo, ofrece una cocina sofisticada en la que poder degustar platos tradicionales como la Cassolette de la mer o el mejor pescado a la parrilla. No hay que dejar pasar por el alto el sorbete de la casa o los postres crujientes de chocolate. El edificio bien merece una visita y un paseo por sus jardines, y si se puede comer en la terraza, mejor. Abre de martes a sábados, día y noche.
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Les Chants d’Avril
Christophe y Véronique François regentan este restaurante-bistró que sirve almuerzos de lunes a viernes y cenas de jueves a sábados (los horarios en Nantes son bastante peculiares). Además de una bodega con un rico Muscadet, llama la atención su menú, que cambia con bastante regularidad según el mercado y que se presenta como Menú Misterioso, en tanto que no sabes lo que se te va a servir hasta que no te llega a la mesa. Convence por su aprecio por el producto fresco y de calidad.
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