Aunque son sus vecinos daneses los que, Noma por delante, se suelen llevar la mayoría de los aplausos a la hora de alabar la restauración de lujo en Escandinavia, la capital sueca no desmerece. Así, Estocolmo reúne a la mayoría de los 37 restaurantes suecos que en la última edición de la famosa Guía Michelin han conseguido el estrellado galardón, entre ellos tres con doble estrellas. Forman parte de un póker de buenas razones por las que cenar en la ciudad es toda una buena idea.
Björn Frantzén es el chef de este magnífico restaurante con dos estrellas Michelin y considerado de los mejores del mundo. Editor de varios libros de cocina, aparece en los listados de los mejores locales del planeta constantemente. Su cocina se basa en la de mercado, pero siempre con un alto estándar de calidad. Su idea es que hagamos un viaje por los sabores del mundo gracias a sus menús, sin olvidar el estilo sueco. Su creatividad impone tanto como las presentaciones de sus platos, que son perfectas.
El restaurante de Mathias Dahlgrén también cuenta con dos estrellas. El chef lleva más de dos décadas trabajando en Estocolmo, donde tiene un pequeño imperio gastronómico. Su lema es que apostar por lo natural, tanto en producto como en sabor, es la esencia de la cocina. En Matsalen, que solo abre para cenas (de 19 a 24 h.), en la planta principal del Grand Hotel de la ciudad, el menú cambia cada temporada, cada estación, por lo que siempre hay una sorpresa en la carta. Su menú degustación The Natural Cuisine, está disponible desde 2.100 coronas (224 €), 3.300 SEK con vino.
Junto al mar, en la idílica zona del archipiélago de Estocolmo, encontramos el tercer dos estrellas Michelin de la capital sueca: el Oaxen Krog. Allí es posible encontrarnos con una fiesta mexicana a base de tacos, pero también con la cocina más elaborada. En medio de la naturaleza, se ayudan de las hierbas del Djurgården para conseguir recetas orgánicas únicas. Técnicas modernas para platos de gran sabor en los que el maridaje siempre se realiza con los mejores vinos europeos. Su menú degustación consta de 10 platos y está disponible desde 2.100 coronas (224 €).
Bucólico a más no poder, así es el restaurante Ulla Windbladh, en una casita en medio de la isla y grandes jardines de Djurgården. Es una casa tradicional sueca y su nombre se corresponde con el comienzo de una canción tradicional del siglo XVIII. La cocina, por tanto, no podía ser otra cosa que 100 % clásica. Las albóndigas en salsa de ternera con puré de patatas son una delicia; y se acompañan del clásico pan sueco, el arenque o la mantequilla casera. Toda una idea para comer el auténtico sabor de Suecia.
Con un menú de cenas independiente del de comidas, el Rolfs Kök es el sueño gastronómico de cualquier gourmet. Y todo porque la cocina de Johan Jureskog (Chef Ejecutivo) y Magnus Johansson (Chef Jefe) es, sencillamente, estupenda. Con entrantes como las ostras frescas, los caracoles con salsa de ajo y salvia o el jamón ibérico de bellota de Guijuelo (Salamanca), sus menús avanzan a platos más contundentes como el típico Smörrebröd con tartar de ternera, mostaza y cebolla caramelizada; el Bacalao en papillote con mejillones, espinaca y crema o las Vieiras con tuétano de buey, verduras, salsa de ternera y gremolata.
Directos al paladar. Productos tan deliciosos como difíciles de encontrar “cocinados” o embotellados, en series limitadas, bajo la vigilancia de los expertos más selectos.
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