Si el Ron calma el espíritu es Imperial.

E Imperial sólo hay uno, el único y auténtico Ron Barceló Imperial.

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Julián Barceló llegó a Santo Domingo en 1929 desde su Mallorca natal. Allí descubriría el ron que se había popularizado en todo el caribe desde que se comenzara a destilar de la abundante caña de azúcar tras la llegada de los Españoles a la isla. No tardó ni un año en montar su propia destilería de ron, Barceló & Cía el mismo año en el que el ciclón San Zenón arrasara Santo Domingo un 3 de septiembre. Con su espíritu emprendedor, superando las dificultades, comenzaría a vender él mismo aquellos primeros destilados en un viejo Ford por toda la isla. Lo hacía con un lema sencillo “el ron que yo bebo”.

1980, cincuenta años después, cuando Barceló ya era un nombre de prestigio entre los rones caribeños, su hijo Miguel Barceló, al frente de la empresa desde hacía seis años, lanza al mercado un Ron que se convertiría en uno de los más apreciados del mundo: El Ron Barceló Imperial, elaborado con la mejor caña de azúcar de la isla, la de sus propias plantaciones en las que la caña crece rodeada de mimo y cuidados. Un ron único que si Lord Byron hubiera llegado a conocer hubiera colocado en único lugar cuando decía que “no hay nada, sin duda, que calme el espíritu tanto como el ron y … “.

Seductor y elegante, sutil, dulce, ligero, único, el Ron Barceló Imperial se distingue por su color y por su aroma a vainilla, por su calidad y por su elegancia. Elaborado con una cuidada selección de las mejores cañas de azúcar de la República Dominicana, la más apreciada del mundo, y añejado en barricas de roble americano, su mimado proceso de producción incluye un largo tiempo de mimo en el que se somete al destilado a pruebas cromatográficas y finísimos filtrados para conseguir ese aspecto, cuerpo, sabor, aroma y color excepcionales, que lo hacen único.

Vainilla, fundamental en su aroma de especias florales con notas a barquillo, sutiles tostados y matices de madera y toffee, fruta escarchada y desecada, dulce, meloso y fresco, que deja en paladar un leve aroma de avellana. Goloso en su aroma y su formulación, su atractivo color ámbar oscuro de piedra semipreciosa es el perfecto reflejo de un destilado para seducir y ser seducido, para calmar el espíritu.

El remate, la perfección, servirlo en una copa Borgoña con una ramita de vainilla, sólo o con hielo al gusto. El buen gusto.

Más información Ron Barceló

Saborear

Directos al paladar. Productos tan deliciosos como difíciles de encontrar “cocinados” o embotellados, en series limitadas, bajo la vigilancia de los expertos más selectos.

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