Dulce Fonty.

A nadie le amarga un dulce. Y menos en estas fechas. Dejemos las dietas para los propósitos de año nuevo y disfrutemos lo poco que queda de este. Tradición repostera de antaño con técnicas actuales. Eso es Fonty, una pastelería de inspiración francesa que nos traslada a los encantadores cafés parisinos.

A Marie Valdez, su maestra pastelera, la profesión le vino como un don. Ella en sí es todo azúcar, su pasión por los postres más deliciosos le es innata, pero no decidió dedicarse a ello hasta que una noche, en Nueva York, sacó del horno de casa una joya hecha pastel. Estados Unidos y después Francia, bajo la dirección del gran Fréderic Cassel en Fontainebleau. De allí se trajo a Madrid no solo el nombre y la formación, sino toda una filosofía exquisita.

Busca la innovación sin dejar de lado la tradición. «Quiero que los clientes vengan a Fonty en busca de un producto único». Y así es. De su obrador con cocina vista en pleno barrio de Salamanca no salen clásicos macarons, ni tartas ni bizcochos al uso. En su lugar, sofisticadas propuestas de chocolate con maracuyá, pasteles de avellana y caramelo o limón y albahaca junto a caracolas con naranja y chocolate o financiers. Además, ricas propuestas saladas, sandwiches y quiches. 

«El producto lo traemos de los mejores proveedores, buscamos la excelencia». Chocolate de Valrhona, vainilla de Madagascar, café colombiano… El alma de Fonty es internacional, aunque dentro uno se siente como en casa. Un lugar con personalidad arrolladora, especial como pocos, para sacarle partido a las tardes de invierno y contrarrestar el tiempo amargo.