Entre rascacielos, ahí está, Panamá.
Las terrazas más cool están en los rascacielos más altos...
Comparada en innumerables reportajes y artículos de viajes con Dubái, Panamá es una ciudad que, salvo el distrito financiero, en el que dominan rascacielos, imponentes coches, arquitectura moderna y calles con aceras (algo que en esta ciudad se ve poco), Panamá City dista bastante del emirato árabe con el que se la compara. Pero algo que sí alberga esta ciudad es un casco antiguo declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 1997 en el que reinan multitud de contrastes que guardan el mismo denominador común: el ambiente.
Así, esta zona de “el casco”, como los propios panameños lo denominan, es un barrio que no duerme, que de día se llena de mercados artesanales donde los turistas encuentran los souvenirs menos típicos y de noche los jóvenes inundan las calles, terrazas y rooftops del barrio más antiguo de Panamá, sea la época que sea ya que, en ese lado del trópico se vive en un eterno verano.
Los tejados aquí son de color rojo brillante, hechos de baldosas y tejas y algunos incluso de metal que se ha oxidado por el abandono y el paso del tiempo. Estos edificios representan el pasado histórico y el presente del Casco Viejo, donde una vez, hace ya unos cuantos siglos, los piratas saquearon la ciudad y sus habitantes se vieron obligados a moverse a esta pequeña península rodeada de arrecifes rocosos a 8 km del centro. Tal vez sea esta la razón por la que el casco sea tan acogedor y apetecible y la base de nuevos restaurantes emergentes.