Visualiza primero, vívelo después.
La visualización es para la mente, lo que las pesas para los músculos. Entrena la mente para lograr mejores resultados.
¿Cuántas veces te has despertado de una siesta o de dormir toda la noche, con algo en la cabeza que no sabes si es cierto o si lo has soñado? La mente no distingue fácilmente lo que es real de lo que no lo es, una vez está representado con cierto nivel de detalle. Y este hecho podemos utilizarlo a nuestro favor, podemos utilizar la visualización para crear la vida que deseamos vivir.
Decía Muhammad Ali, que para ser un gran campeón, tienes que creer que eres el mejor, y si no lo eres, haz como si lo fueras. ¿Por qué lo decía? porque al intentar parecer alguien, una de las primeras cosas que comienzas a imitar es su comportamiento, y esto ya es un comienzo buenísimo para lograr resultados, pero además, hay un punto clave, y es adoptar también el modo de pensamiento de esa persona a la que imitas, que cree ella que es posible y que no, a que cosas tiene miedo y a cuales no. De este modo poco a poco, te comenzarás a convertir en la persona que deseas ser, y lograrás los resultados que deseas lograr.
Además, como decíamos antes, la mente tiene dificultad para distinguir realidad de ficción, por lo que si te visualizas haciendo lo que sabes que precisas hacer, y logrando resultados, facilitas que el cerebro encuentre los caminos, los comos. Esta es una técnica muy utilizada por los deportistas de élite, primero visualizan toda la sesión de la competición, ya sea una carrera o un partido, y su cuerpo durante la visualización llega a tensarse o sudar, como si estuviera en el campo de juego, porque para el cerebro es prácticamente lo mismo, genera la energía que es precisa, por lo que es una forma de entrenamiento, solo que en lugar de ser física, es psicológica. Ambas partes del deportista son imprescindibles, ya que la potencia sin inteligencia no gana muchos campeonatos. Como ocurre en la vida más allá del deporte, para obtener los mejores resultados necesitamos la combinación más eficiente de energía e inteligencia, de modo que todo nuestro ser juegue de forma decisiva en lo que queramos alcanzar.