Para Amar es necesario profundizar, lo superficial no es suficiente.
Como nos sentimos con lo que hacemos, dice más de nosotros que lo que hacemos.
Al comienzo de una relación es muy habitual interesarse mucho en conocer todo sobre la otra persona, pero luego, va pasando el tiempo, comenzamos a tener la sensación de que conocemos mucho sobre la otra persona, nos invaden las tareas cotidianas, y terminamos con preguntas al final del día del tipo ¿qué has hecho hoy? ¿qué tal en la oficina?. Que no digo que estén mal, sino que facilitan respuestas descriptivas de los acontecimientos y poco más, y así día tras día. Y nos perdemos lo que realmente está ocurriendo dentro de esa persona.
La situación es muy distinta si preguntamos algo del estilo a ¿cómo te has sentido hoy? ¿qué es lo que te ha hecho sonreír? ¿qué te ha dolido? ¿dibujamos juntos cómo queremos que sea nuestro día de mañana?
El poder de la pregunta es tremendamente grande, nos permite acceder a respuestas que no imaginamos, y en este caso, nos permite conocernos y conocer a la otra persona de una forma única.
Párate un momento a pensar en las cosas que realmente amas, no solo personas, sino también aficiones por ejemplo. Estarás de acuerdo conmigo en que en la mayoría de los casos, por no decir en todos ellos, conoces mucho de esas personas, o de ese hobby, cuando realmente quieres algo te dedicas a conocerlo más y más, y cuando por cualquier motivo dejas de seguir profundizando en conocerlo, también vas suavizando esa emoción de amor, de conexión. Los motivos por los que esto puede ocurrir son múltiples, pero lo importante es qué hacemos al respecto.
Te invito a que te regales tiempo para conocer a las personas que tienes cerca, a las personas que quieres, para así poder quererlas más y más. Eso si, importantísimo, escuchar las respuestas procurando no juzgar, a nadie nos gusta responder preguntas de cierta profundidad si sentimos que vamos a ser juzgados.