¡Hoy es un gran día porque lo digo yo y punto!
Cómo nos sentimos se relaciona directamente con cómo interpretamos lo que nos sucede...
Cuantas veces nos ocurre que las cosas no salen como tenemos previsto, que nos dan malas noticias, o simplemente, miramos el extracto bancario y algo ha ocurrido, hay menos de lo que debería y lo peor es que está correcto, no hay error. Cualquiera de estas cosas puede ser suficiente para fastidiarnos el día y estar cabreados hasta el día siguiente, e incluso según sea la situación despertarnos no muy allá de ánimos, supongo que estás de acuerdo.
Casi seguro que no podemos evitar en gran medida que esto haya sido así, ahora bien, con qué emoción nos quedamos el resto del tiempo sí que es una decisión que tomamos, bien porque no hacemos nada y en consecuencia nos quedamos con la emoción que nos ha provocado el evento en cuestión, o bien porque tomamos la decisión, aun pese a los hechos, de que nosotros no vamos a dejar que esto nos afecte como para perder la sonrisa, porque te hago una pregunta, si la cuenta bancaria es la que es, si el proyecto salió como salió, por estar cabreados ¿Vamos a lograr cambiarlo? Está claro que no, por lo que te propongo que en ese momento te hagas la siguiente afirmación:
Aun pese a todo, nada va a quitarme la sonrisa, porque yo tengo el poder de decidir como me voy a sentir.
Nadie dijo fácil, pero si digo que es posible, inténtalo y ¡verás los resultados!