Zona de tránsito: Berlín, al otro lado del muro.

Berlín, años 70. En el centro de refugiados de Marienfelde se cruza el destino de cuatro personas: sus motivos, sus historias, sus sueños, sus esperanzas.

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Cuando nació Julia Franck (Berlín oriental, 1970), un muro de ciento sesenta y ocho kilómetros de largo —reforzado por bloques de hormigón de más de 3 metros de altura, zanjas, dunas, alambradas de espino, torres de vigilancia y puestos de control patrullados por catorce mil soldados y seiscientos perros— dividía su ciudad natal en dos bloques antagónicos. Aún faltaba mucho tiempo para un derribo que entonces, en plena Guerra Fría, sonaba a quimera. Tanto que la madre de Julia decidió escapar “al otro lado” con sus cuatro hijas. No fue el paraíso lo que encontraron en los precarios edificios del lager de Marienfelde: barreras, tapias y alambradas de pinchos perecían haberlas perseguido.

Julia Franck solo tenía 8 años, pero durante unos meses le tocó vivir en el lado del exilio, en un lager del Berlín occidental. Una especie de frontera entre las dos Alemanias, una franja intratable, una «zona de tránsito» donde ser de un lado o del otro carecía de sentido: nadie es de ninguna parte cuando se siente extranjero, extraño en su propia tierra. Es esa experiencia, la de su vida en uno de los campos de acogida del Berlín libre, el eje de la trama de Zona de tránsito, su tercera novela —la segunda traducida al español, publicada por Tusquets en 2007— de raíz autobiográfica, aunque el desarrollo rebasa los límites del recuerdo y la memoria.

Sospecha, miedo, desconfianza, delación, controles, interrogatorios; el choque de los dos mundos enfrentados durante los años de la guerra fría. Una realidad dura, desabrida que la joven escritora alemana relata con maestría, pero sin resentimiento ni nostalgia. Desolación, sí. Y desencanto. Sentimientos que transmite a través de sus cuatro protagonistas: la atractiva Nelly Senff, joven viuda que abandona la RDA junto con sus dos hijos; Krystyna Jablonovska, violonchelista polaca huida de su país en busca de un tratamiento efectivo contra el cáncer que padece su hermano; Hans Pischke, actor y antiguo presidiario; y, tal vez el más controvertido, John Bird; miembro del servicio secreto estadounidense, encargado de tomar declaración a los refugiados y mucho más interesado en el pasado de éstos y sus posibles vínculos con la Stasi, que en el incierto futuro que les espera.

Hoy ya no hay muro y la Alemania unificada celebra el 25 aniversario del derribo de esa férrea estructura cuyos restos perviven en el recuerdo de todos aquellos que soportaron la barbarie de la división. Por ello, puede ser el momento perfecto para retomar una de las primeras novelas de esta magnífica escritora alemana (calificada por muchos como la heredera de Günter Grass) que nos narra con una crudeza no exenta de cierto humor desesperado y un lenguaje tan seco y áspero como la realidad que describe, el drama de los que escaparon; y, de paso, el de los que se quedaron, los que lo intentaron, los que murieron.

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Título: Zona de tránsito
Autor: Julia Franck
Traducción: Belén Santana López
Tapa blanda: 296 páginas
Editor: Tusquets Editores S.A. (1 de octubre de 2007)
Colección: Andanzas
Idioma: Español
ISBN-10: 848310363X
ISBN-13: 978-8483103630

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