Nueva York made in Spain.

¿Qué es lo que hace? Es una de las preguntas que más veces se repitieron cuando las firmas dieron a conocer la noticia. Recelo por parte de unos con la excusa de ‘huir de casa’ y comprensión por parte de los que entienden que para crecer hace falta conocer mundo.

Nueva York no es la capital de la moda pero sí una de sus discípulas más aventajadas y así lo demuestra con su famosa Mercedes Benz Fashion Week. El pasado 5 de septiembre los más de 60.000 metros cuadrados del Lincoln Center se postraron ante el conocimiento y el ingenio de los grandes del sector que presentaban sus propuestas para la primavera-verano 2014. Una alfombra roja elaborada a base de patrones, colores, materiales, famosos, it girls, nervios y una dosis extra de potencial.

Una pasarela internacional que este año ha contado con la presencia de firmas españolas muy conocidas. Desigual llegó con su espíritu optimista de ‘For everybody sex, fun & love’ para revolucionar por completo la gran manzana. Y es que la marca últimamente solo cosecha éxitos: el liderazco de Jadraque y Meyer les está llevando a una expansión por latinoamerica y Estados Unidos con buenas expectativas de futuro y sus líneas de negocios no paran de aumentar, desde ropa hasta decoración de hoteles.

Carmen March ha sido la encargada de cruzar el charco con Pedro del Hierro. La diseñadora creativa, que fichó hace un año por la firma, le ha dado un giro rotundo al sello español para consolidar su presencia en el extranjero. Un paso muy meditado que ha llevado a las raíces españolas, desde las que surge la última colección, a desembarcar en los estudios Canoe de Manhattan y que, sin duda alguna, acabará consolidándose en la pasarela con el tiempo.

Del Pozo y Josep Font, director creativo de la firma, trasladaron su impecable dominio del volumen a Nueva York para aportar su concepción personal sobre la delicadeza femenina. Estampados florales, tejidos con movimiento y colores lisos fue lo único que necesitó Font para demostrar que su marca está a la altura de la última ciudad.

Custo Dalmau es el veterano del espectáculo. Casi 20 años le acompañan en esta aventura de madurez en la que su inconfundible filosofía cede paso a estampados menos marcados en tejidos pero con la misma fuerza visual: sensualidad indígena en telares manuales que pasan a un entorno futurista gracias al empleo de tonos metálicos.

Diferentes historias, diferentes caminos, varias técnicas y un mismo objetivo: demostrar que el mundo también puede estar hecho a base de moda española.