¿De qué viste el frío?
Nos perdemos. Es lo normal cuando las temperaturas no hacen nada más que subir...
Nos perdemos. Es lo normal cuando las temperaturas no hacen nada más que subir y una busca un cartel como una loca que identifique una tienda del grupo Inditex – o similares, donde pasar el rato sin que los dependientes que llevan 7 horas sin hacer nada, te miren con cara de ‘cómprame algo YA’- y al entrar lo primero que se encuentra es dos cuerpos inmaculados cargados de abrigos-jerséis-bufandas-botas-y-más. El diagnóstico es sencillo: ahogo.
Opresión interna por el choque de calor, por los grandes contrastes en un mismo espacio, porque esto significa que acaban las vacaciones o, simplemente, porque hay que volver a rehacer el armario de invierno, lo cual contribuye a la particular “cuesta de septiembre”. La primera reacción suele venir acompañada por un intento de relajación y ritmos de respiración acompasados.
Un paso hacia delante, luego el otro pie y, sin darnos cuenta, nos colocamos delante de ese maniquí forrado que, mirándolo fijamente, puede que hasta nos trasmita sensación de bienestar, consiguiendo imaginarnos con esos tejidos que tanto pican pero que en invierno agradecemos. Y así, sin darnos cuenta, nos alejamos de la sección de rebajas y vestidos para lanzarnos de lleno en busca del abrigo ideal: aquel que más abriga y que no nos haga parecer guardias forestales.
Algo con estilo, que marque cinturita, que se pueda poner con tacones, que nos permita mover los brazos, ponerlos en jarra, que nos tape el cuello pero no haga de collarín… en fin, esa serie de cualidades que identifican a la prenda exterior ideal que a veces hacen, por su ausencia, que creamos que no existen pero que las firmas de lujo, como Versace a través de Kate Moss o Akris con su estilo aeronaútico, se encargan de recordarnos que solo están disponibles para los bolsillos más exquisitos.
Los más reticentes intentan unirse a esta costumbre social con las revistas, donde ojean las nuevas tendencias del próximo invierno – en pleno julio -, se sumergen en la búsqueda de versiones low-cost y, en última instancia, revisan constantemente el tiempo de las próximas semanas para estar pendientes de la mínima bajada para salir en búsqueda de cachemir, lana y alpaca.
De momento parece que ya se han descubierto todas las pistas para esta ‘misión imposible’ típica de la próxima estación… Solo falta que bajemos de 30 grados y la maratón por vestir al frío habrá comenzado.