De cómo el ante se hizo con la primavera.
En la moda hay muchas cosas que carecen de explicación, como el hecho de que el ante, tejido de invierno, haya acabado convirtiéndose en el 'must have' de la primavera.
En la mayoría de las ocasiones las preguntas pueden encontrar la respuesta a casos rocambolescos o sin sentido que inundan nuestro día a día. Sin embargo, esta técnica milenaria que ha desembocado en grandes descubrimientos a lo largo de la historia no siempre es aplicable. Sobre todo si a moda nos referimos. ¿Qué puede haber detrás de una marca que apuesta por un logo inspirado en el emblema de un servicio penitenciario? ¿Por qué enseñar tobillos a menos 5 grados en pleno diciembre? ¿Y por qué utilizar zapatos que cubren la parte delantera mientras deja totalmente al descubierto la de atrás? ¿Cómo ha llegado el ante a convertirse en el material estrella de la primavera?
Nadie puede negar que ante esta última cuestión la respuesta no es más que una idea difusa que mezcla el ‘a saber’ con una opción para hacer frente a la desestabilización climatológica o de armario. Cada uno lo llama como quiera. La cosa es que ante gasas, croché y transparencias a día de hoy y con el cambio de armario deseoso por aparecer, el ante todavía se deja ver en percheros. ¿Cómo se consigue eso? Adaptando la variante suave de la clásica piel a prendas míticas de las medias-altas temperaturas, como pueden ser las minifaldas o los tops. Y si todavía no fuese suficiente para convencernos siempre quedará un complemento que atrae más que los bolsos: los zapatos y, en particular, las bailarinas.
Un tejido que arrastra su presencia desde el 2015, que ha encontrado en el invierno un imperio que gestionar de forma exclusiva, aunque el terciopelo estuvo a punto de quitarle la hegemonía, y que las casas de moda, sobre todo las low-cost como Mango, se han marcado como objetivo con el fin de llenar los estilos con él, independientemente de los grados que haga en el exterior. ¿Practicidad? Si hubo un tiempo en el que los vestidos vaporosos de tirantes se mezclaban con los botines cowboy, ¿quiénes somos nosotros para juzgar al pobre ante?