Cuestión de necesidad.
Más allá de frivolidades que rodean a la moda, el bolso ha pasado a convertirse en un pequeño habitáculo con un mundo entero que acoger.
La clave está en la necesidad. Es a la conclusión a la que siempre acabo llegando cuando acudo a presentaciones de nuevas colecciones y tengo el placer de conocer un poco más a quien se encuentra detrás de todo el ‘sarao’. Lejos queda la teoría principesca en la que el deseo es el protagonista, y es que cuando uno sale de las pulgadas para pisar tierra firme las cosas tienden a adoptar diferentes posturas moldeadas a base de realidad.
‘Si quieres algo solo tienes que necesitarlo’. Esto es precisamente lo que hizo Mireia Llusia, una persona dotada con lo que, debido a su inexistencia, hoy más que carácter se conoce como don. Un proceso aparentemente sencillo pero que necesita de autoconfianza, esfuerzos y, como ella misma me confesaba, pocas horas de sueño. Y así fue como se creó su primera ‘necesidad’ bajo el nombre de Milli Millu.
Algo que comenzó a tomar forma en el 2012 y que un año después, sin saberlo, satisface una de las mayores demandas de las mujeres: encontrar el bolso perfecto. Más allá de simples frivolidades que rodean a la moda, este complemento ha pasado a convertirse en un pequeño habitáculo con un mundo entero que acoger: familia, trabajo, ocio… De esta manera tres o cuatro compartimentos con el bordado a mano de lo que forma parte de ti en el día a día y que te ahorra los minutos de más en aquel ‘deporte’ que yo conozco como bolsing, donde el buceo está asegurado, son los encargados de dar sentido a una propuesta internacional que amplía su filosofía más allá del simple ‘bonito’ y ‘estético’ handbag.
Milán, Río, Barcelona, Zúrich, Hong Kong, Viena… Un sinfín de ciudades que representan para esta diseñadora catalana a la mujer del siglo XXI llena de vitalidad, ingeniosa, familiar, segura y polifacética y que hunde sus raíces en el sur de España, lugar elegido, concretamente Ubrique, para darle forma a esta, una vez más, necesidad que renace cada temporada.
Oye, que una sabe que las cosas están muy mal ahora, pero todavía algunos tenemos la osadía y poca vergüenza de afirmar que ojalá existiesen tantas necesidades en nuestro país y en el mundo de la moda como las de Mireia para poder disfrutar de unas soluciones tan competentes, originales, funcionales y tener el orgullo de asegurar que son nuestras, de nuestra tierra.