Año nuevo y armarios que ayudan.
Moda y solidaridad unidas de la mano.
Es una de las grandes excusas transformada en propósito del 2014, al igual que lo fue de los años anteriores: si está permitido sufrir para entrar en una talla menos o engordar para alcanzar una más también vale renovar la ‘vida’ de nuestro armario, sobre todo si este vale una fortuna, como el de la supermodelo Karen Elson, y es por una buena causa.
La pelirroja se ganó su primera portada en la edición francesa de la revista Vogue en 1996, al igual que todas las que se sucedieron, por algo más que por su belleza. Su profesionalidad la llevó a enfundarse colecciones de Chanel, Balenciaga, Missoni o Dior para lucirlas en las pasarelas más importantes del mundo, un trabajo que se le reconoció a finales de los 90 con un VH1 fashion award y con declaraciones de Karl Lagerfeld que la convertían en la belleza del milenio. Años de experiencia que la hacen dueña de uno de los ‘archivos textiles’ más deseados del mundo y que ahora han pasado a manos de la Dress for Success.
La cineasta y amiga íntima de Karen, Liz Goldwyn, también forma parte de Moda Operandi, algo que demuestra hasta qué punto el fashion system puede ir unido del trabajo y la solidaridad para crear algo más que cosas que resulten bonitas para la vista y el tacto. Apasionadas de la ropa de época y una agenda de contactos increibles como tesoro, ambas contactaron con prestigiosos diseñadores, como Zac Posen o Marc Jacobs con el fin de darle un giro a sus armarios. El fin es crear una joya histórica de moda a partir de 18 vestidos que estarán en subasta hasta el 12 de enero con una recaudación que irá a parar íntegramente a la asociación Dress for Success.
La relación de Goldwyn con esta organización sin ánimo de lucro comenzó cuando tenía 19 años, al ser amante fiel del estilo vintage y de la genial idea de darle una ‘segunda oportunidad’ y dotarla de personalidad. Dress for Success se encarga de cubrir las herramientos de desarrollo de aquellas mujeres con bajos ingresos que intentan incorporarse al mercado laboral. ¿Cómo? A través de armas infalibles que les hacen sentirse valiosas y seguras de sí mismas: una vestimenta adecuada, programas específicos y un asesoramiento continuo.
Todo un ejemplo de involucración, pasión y, sobre todo, un ejemplo de que la moda supera con creces esa debil línea que a veces la convierte en objeto de duda entre la extravagancia y el placer. Porque los armarios, además de para proteger reliquias materiales, también salvan vidas.
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